Nuria Sánchez Perdigones es ex-presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales (AMEP), cargo al que accedió en enero de 2009, sustituyendo a Ana Alonso Lorente que sería elegida presidenta de Andalucía. El 31 de mayo de 2012 la reeligieron en Asamblea como Presidenta por un periodo de 4 años. Ahora hace balance de sus años al frente de este colectivo.
¿Qué ha sido lo mejor y qué ha sido lo peor de tus años al frente de la Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales de la provincia de Cádiz, la AMEP?
—Pues lo mejor, voy a empezar por la parte positiva, es la gran cantidad de historias de mujeres que he conocido en los más de seis años en los que he sido presidenta de AMEP, aunque llevo más de 18 años colaborando con la asociación. Historias de mujeres muy valientes, muy solidarias, muy generosas que me han hecho crecer profesional y personalmente. Esto ha sido lo mejor. ¿Lo peor? El movernos en muchos casos en estructuras muy verticales, el estar de protagonista en un movimiento atacado por la crisis y eso hace que tengamos muchos obstáculos por delante para conseguir nuestros objetivos. Esa pelea constante para que nuestras empresas crezcan en igualdad de condiciones que las de los hombres. Esa pelea constante, pelea siempre entre comillas, para que nuestras profesionales ocupen el espacio en el mercado laboral que merecen, eso ha sido difícil, ha sido un sin vivir aunque está dentro de lo negativo también tiene una parte positiva porque esos esfuerzos se convierten en estímulos para seguir haciendo el camino.
En estos últimos años, imaginamos que todo ha estado marcado por la crisis económica ¿no?
—Pues sí, la crisis lo ha ocupado todo, con lo cual los temas de mujeres, los temas de igualdad, han pasado más que a un segundo plano, diría que a un cuarto plano. Sí que es verdad que a la hora de montar una empresa, una mujer tiene los mismos obstáculos que los hombres, en el terreno empresarial, pero luego existen unos condicionantes personales o familiares que hacen que no estemos en el mismo escenario para poder competir con empresas de hombres, con lo cual se nos pone un poco más difícil. La evolución que hemos tenido en los últimos seis años a mí me hubiera gustado que hubiese sido más rápida, y creo que hemos perdido mucho tiempo en el camino hacia la igualdad.
¿Estamos cerca o lejos de la conciliación laboral y familiar?
—Para poder llegar a ese espacio que las mujeres nos merecemos por derecho y por justicia social, es necesario un cambio de mentalidad. Y ese cambio de mentalidad es lo más difícil de lograr del mundo, se hace con grandes revoluciones. O con pequeñas revoluciones juntando muchas voluntades. Estamos en el camino. Sí son necesarios más ganas, más estímulos, más propósitos por parte de las administraciones e incluso más propósitos por parte de la sociedad. Decir que esto tiene que cambiar, que está cambiando, pero hay que meterle más mecha.
¿Está satisfecha con el trato recibido por las distintas administraciones públicas?
—Todos los esfuerzos que se hagan son bienvenidos y todo lo que se haga es poco. En mis seis años de presidenta mis negociaciones han sido de despacho. Siempre me han dicho que tenía que salir más a la calle, salir más en prensa, pero prefiero hacerles llegar a los políticos y a las administraciones públicas cuáles son nuestras necesidades y creo que esto es un buen punto de partida para las administraciones porque una vez que saben cuáles son nuestras necesidades, más sencillo les resultará poder ayudarnos y podamos avanzar. Yo no me quejo, porque a pesar de que, como he dicho antes, han sido unos años muy duros para las empresas, tanto de mujeres como de hombres, para el mercado laboral, yo soy un poco pesada, insistente, pidona y ese ha sido mi cometido. Sobre todo tener mucha presencia en los canales sociales porque a través de ese escenario digital se puede hacer mucho trabajo, y llevar más fácilmente a muchas mujeres para que se lo crean y que sepan y sean conscientes que ya pueden ser libres e independientes, que se lo tienen que currar, que se lo tienen que trabajar pero que lo pueden conseguir y es necesario que lo hagan..
¿Existe un cambio de sensibilidad por el hecho de la administraciones como la Junta de Andalucía o la Diputación de Cádiz estén presididas por mujeres?
—Sí, se nota porque están más cerca porque ellas mismas habrán tenido los mismos obstáculos que nosotras. Lo que ocurre que en esto de las mujeres también hay clases sociales. Hay clases de primera, de segunda y tercera. Y si las que están arriba no ayudan a las que están empezando o que no tienen las mismas posibilidades, pues no avanzamos nada. Sí es un punto a favor el hecho de que sean mujeres porque están más cercanas a nuestros problemas y yo estoy notando algunos cambios, por ejemplo en la Consejería de Agricultura, con la que colaboro muy directamente y donde las mujeres son protagonistas en el sector, pues se está escuchando a todas las mujeres. están haciendo una campaña de información por todos los GDR, Grupos de Desarrollo Rural, con lo cual de primera mano están escuchando nuestros problemas, qué es lo que necesitamos para avanzar, porque realmente el talento lo tienen ellas, y que nos escuchen es muy importante.
¿Hay algún sector donde la mujer se sienta más cómoda a la hora de emprender?
—Hoy en día no debería haber problemas a la hora de emprender en ningún sector. Sí es cierto que algunos sector están más masculinizados que otros, pero no debería de haber ningún tipo de problema.
¿Recomendaría que emprendiesen?
—Por supuesto que sí, y además invito a que busquen información y compartan experiencias.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es