El problema del ferrocarril en Jaén es como el de la Educación en España, precisa de un pacto entre las fuerzas políticas, para que dejen, según el signo que gobierne en Madrid, de llenar páginas y acumular mociones y proposiciones que ninguno de quienes han gobernado hasta el momento cumplen llegada la hora. Tres cuestiones fundamentales para esta provincia, asignaturas pendientes desde hace décadas, siguen siendo una conexión rápida para enlazar a Jaén con la Alta Velocidad, ya que al ritmo de las obras que se realizan aquí, no estaremos conectados hasta que la física cuántica haya descubierto cómo viajar en el tiempo y el espacio de forma exitosa para su comercialización. La segunda es la línea Jaén-Granada, sepultada como tantos otros proyectos entre promesas y documentos estériles. Y la tercera, el corredor central y el puerto seco de Linares, que tanto beneficio traería no solo para los pasajeros, que, como no puede ser de otra manera descienden cada año, y para las empresas jienenses. Un pacto, un compromiso de todos los partidos para que el tren no se convierta en algo del pasado que visitar (como ya casi lo es), para recordar el romanticismo de un tranquilo viaje en locomotora disfrutando de una buena lectura.
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