Tarde-noche del martes. Congreso de los Diputados. El vacío en los escaños del PP se erige en el icono visual de la importancia que la derecha de este país le da a nuestro sistema de pensiones. En mi retina un hemiciclo casi vacío, pero colmado de interés para nuestros mayores. El PSOE presentaba una Proposición No de Ley para recuperar el espíritu y letra del `Pacto de Toledo´; aquel que allá por el año 1995 lograba el consenso de todos los partidos para recuperar el diálogo social sobre una cuestión de interés general. Casi 20 años antes, todas las formaciones políticas se daban la mano para asegurar pensiones dignas a nuestros mayores y también para fortalecer la viabilidad económica del sistema público de la Seguridad Social. Aquellos que entonces aunaron esfuerzos por la igualdad, ahora ni están ni se les espera en un ejercicio de arrogancia sin precedentes. Obviando las lógicas diferencias partidistas, diputados y diputadas de distinto signo político coincidieron entonces en señalar la necesidad del mantenimiento y consolidación del sistema. En un regreso al pasado inexplicable, esta semana el PP ha dado la espalda a nuestros pensionistas como si la cosa no fuera con ellos porque el Gobierno sí está en funciones, el parlamentarismo no.
El asombro de quien suscribe estas líneas ha sido mayúsculo. Resulta sonrojante que los principios de igualdad y solidaridad intergeneracionales suenen hoy por hoy a chino en el argot de quienes tienen el porvenir asegurado. Se trata de un nuevo ejemplo de aquellos que hicieron de la anterior legislatura la de la ruptura histórica del sistema, de forma unilateral y claramente visceral. Bajo el paraguas del recorte y de la falsa viabilidad financiera, el Gobierno de Mariano Rajoy dio carpetazo en solo cuatro años al crecimiento sostenible de las pensiones mediante la congelación constante de las mismas, batiendo al unísono el triste record de haber esquilmado el fondo de reserva desde 2011 en nada menos que en 15.000 millones de euros. La hucha de las pensiones ha quedado reducida así al 50% y han convertido al Fondo de Reserva en una esquelética sombra de lo que fue, pese a que todavía el Partido Popular presuma hipócritamente de haber subido las mismas (la subida de las pensiones mínimas no llega al 6% en 5 años cuando con los gobiernos socialistas subieron más de un 53% en 7 años).
A todo ello se añade la precarización de los empleos, el difícil acceso a los mismos a los parados mayores de 50 años a los que se suprimió el subsidio, y medidas tan inmorales como el co-pago de los medicamentos a nuestros mayores (800 millones de costo en los tres últimos años) que de la misma forma han hecho mella en el colectivo y por ende en un Estado del Bienestar que creíamos blindado.
No ha sido por tanto la crisis sino las políticas de empleo del PP las que han puesto en riesgo las pensiones y han apuntalado silenciosamente la alarma de que no podamos disponer de las ellas en el futuro. Los datos así lo demuestran. El PP se ha pulido el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, sacando de la hucha de las pensiones 47.201 millones de euros, a los que hay que sumar los 8.621 millones de euros que ha esquilmado de los Fondos de las Mutuas. Un total de 55.822 millones de euros que el PP ha sacado de las arcas públicas de los pensionistas, esto es, se ha gastado una media de 6.560 euros de la hucha de cada pensionista español. La raquítica situación de la caja de las pensiones tiene otros ejemplos gráficos: durante el gobierno del PP se firmaron 17 millones de contratos precarios en un solo año; bajaron los salarios más de un 3%; más de 2 millones y medio de trabajadores se convertían en pobres; y se permitió que, por primera vez en la historia de la democracia, la Seguridad Social haya tenido déficit cada uno de los cuatro años de su mandato.
No es de recibo por tanto que estos años se haya despreciado el acuerdo político y social que representa el Pacto de Toledo, quebrando el consenso y debilitándolo hasta el extremo. Ya está bien de deconstruir la pieza más importante de nuestro Estado de Bienestar: nuestro sistema público de pensiones, el símbolo de un gran pacto entre generaciones, entre trabajadores activos y trabajadores jubilados, para la defensa de su mutua prosperidad.
En este tortuoso camino también la mujer vuelve a encontrarse nuevos obstáculos. La igualdad es imposible cuando se crean las condiciones idóneas para que el sexo femenino cobre menos por trabajar lo mismo que un hombre. Se abre de nuevo paso a una indecente brecha salarial, la diferencia entre el salario de hombres y mujeres, que no ha parado de aumentar en los últimos años y que alcanza ya el 24%. La traducción es tan simple como alarmante: en España, las mujeres asalariadas tendrían que trabajar 79 días que los hombres más al año para percibir de media las mismas retribuciones.
El colmo de la desigualdad se dispara hasta el 39% si hablamos de las pensiones en el caso de las mujeres de la tercera edad. En suma, el hecho de que esta iniciativa sobre la defensa de las pensiones sea la primera de la legislatura del Grupo Parlamentario Socialista demuestra que para el PSOE lo importante son las personas y sus problemas, y esto será lo que marque nuestro trabajo político en esta Cámara, llevando desde aquí la voz y los problemas de la ciudadanía.
Nos adentramos por tanto en un nuevo tiempo, un tiempo de pluralismo político y social que invita, más que nunca, a los consensos en la cimentación de los pilares básicos de nuestra convivencia y de nuestra democracia. Como no podía ser de otra manera, los socialistas sí apelamos a la reconstrucción del Pacto de Toledo como una seña de identidad de esta nueva era donde cabemos todos y todas sin exclusión.
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