El Volvo V40 con el nuevo motor T2 y con una potencia de 122 CV, basado en la tecnología Drive-E, ofrece un motor de cuatro cilindros y 1.5 litros, con potencia y capacidad de respuesta similar a propulsores más grandes, pero con consumos menores.
Los nuevos motores de gasolina con prestaciones y eficiencia similar a los diésel, pero con menores costes de mantenimiento, se están haciendo de nuevo hueco en las gamas de los principales fabricantes.
Si algo ha tenido de positivo la crisis financiera internacional es que ahora se miran más los gastos, tanto presentes como futuros, y el sector del automóvil no es ajeno a esta tendencia.
Si hasta hace no mucho parecía que las marcas solo podían ofrecer propulsores de gasóleo, esto ha empezado a cambiar, porque la diferencia de entre mil y dos mil euros más que supone un diésel respecto a un gasolina está llevando a muchos conductores a decantarse por el segundo.
Además, ha ayudado la demonización del diésel por parte de los ayuntamientos en las tarifas que hay que pagar en las zonas de estacionamiento "regulado" y el caso "Dieselgate" de Volkswagen ha puesto la puntilla.
Esta apuesta por la gasolina ya es constatable en el caso del segmento de los utilitarios, en el que algunas marcas solo comercializan sus modelos con motores tricilíndricos de Euro 95.
En el segmento C la apuesta no está siendo tan radical, pero la verdad es que a los propulsores de gasolina se les está dando la misma importancia que a los diésel, como es el que caso nos ocupa, el del el Volvo V40 con el nuevo motor T2 de cuatro cilindros, con una potencia de 122 CV.
Basado en la tecnología Drive-E, los ingenieros de la marca han diseñado un motor de cuatro cilindros y 1.5 litros que ofrece una potencia y capacidad de respuesta parecida a la de propulsores más grandes, pero con consumos menores.
La reducción del gasto viene por la tecnología de baja fricción empleada, por los nuevos sistemas de gestión del motor, por la inyección de combustible common rail y por el sistema de parada y arranque automático del motor Star/Stop.
De la potencia se encarga el turboalimentador, que hace que los 122 CV del V40 parezcan más. Su comportamiento es muy similar al de un diésel. Tiene fuerza desde abajo y, aunque se puede estirar más que un propulsor de gasóleo, hasta las 5.000 rpm, a partir de ahí desfallece.
Con esta potencia y la forma en la que la entrega es más que suficiente para la mayoría de los conductores, especialmente de un Volvo, que se decantan por esta marca por la alta seguridad ofrecida sus vehículos.
Por tanto, tiene una aceleración muy lineal, en la que no se producen caídas de potencia en los regímenes bajo y medio, pero que en la parte alta denota que "solo" lleva 122 CV.
La caja manual es de 6 relaciones. Destaca por la suavidad con la que se hacen las transiciones entre una marcha y otra. Los desarrollos son algo largos y están más enfocados a un conducción confortable en la que se prima el consumo (la marca le ha homologado 5,5 l/100 km), que en la prueba de conducción real se acercó a los 7 litros.
La comodidad de marcha es bastante alta gracias a una amortiguación que filtra bien las irregularidades y que invita a recorrer distancias largas, y a la insonorización del habitáculo (el motor está protegido por una cubierta de goma que resta decibelios al interior). Al comportamiento en recta tampoco se le pueden poner tachas, mientras que en curvas es muy neutro.
En línea con la sensación de seguridad y estabilidad que transmite está el equipo de frenos, compuesto por discos delante y detrás, con los que el coche se detiene bien al apretar el pedal de freno.
El comportamiento en recta es muy aplomado y estable por la proporcionalidad de formas que exhibe este compacto. En el paso por curva el vehículo transmite la misma sensación de seguridad y la ausencia de balanceos de la carrocería es notoria.
El tacto de la dirección es bueno y facilita entrelazar curvas reviradas sin que el eje delantero se descoloque, mientras que el trasero se caracteriza por sus nobles reacciones.
Los frenos están a la altura de un conjunto que está más enfocado a una conducción placentera y segura que a una dinámica. Sujetan bien la tonelada y media del vehículo y son resistentes a la fatiga.
En cuanto a diseño, el V40 es claramente distinguible en el competido segmento de los compactos. Su carrocería está más inspirada en un vehículo familiar que en un compacto al uso, en el que priman más las formas angulosas delanteras y traseras, mientras que la zaga del Volvo es más cuadrada y el portón se asemeja más al de un 'break'.
En la parte delantera sobresale el capó musculado, los amplios faros y las luces LED de conducción diurna, que están en el faldón en posición horizontal y algo curvada.
La zona delantera va a recibir en unas semanas un retoque estético, basado en la calandra y en la firma lumínica, en una aproximación a la nueva faz estrenada por Volvo con la llegada de los S90 y V90.
En lateral, siguiendo la forma dinámica del capó la línea de los hombros es alta para transmitir dinamismo y fluidez.
El interior rezuma calidad, sobre todo en la versión probada, que es la más equipada (Summum). La ya tradicional consola flotante aporta ligereza al interior y ofrece un espacio para dejar las cosas, aunque poco accesible en marcha.
El exceso de botonería que acumula hace necesario un poco de aclimatación al principio, aunque hay que destacar que todo queda a mano, pero en una zona un tanto baja para la vista.
El arranque sin llave también es un tanto especial, puesto que la llave no puede ir en el bolsillo del conductor, como en los vehículos de la competencia. Ha de estar insertada en el hueco que hay en el salpicadero entre el volante y la pantalla TFT, desde la que se conecta el móvil al coche, se maneja la radio o el navegador.
Con la tecnología Sensus Connect la pantalla central de 7 pulgadas se convierte en un centro de información y entretenimiento conectado a Internet que permite acceder a una serie de aplicaciones de entretenimiento, navegación, control, conectividad y servicio.
El espacio delantero es amplio y para personas de 1,80 es fácil acomodarse, mientras que la parte de atrás resulta más espaciosa para dos ocupantes que para tres, porque, como es habitual en la mayoría de las marcas, se reserva el respaldo del asiento del medio para acoger el apoyabrazos.
La caída del techo resta algo de espacio para las cabezas del pasaje trasero. Por su parte, el maletero puede ampliarse abatiendo los respaldos en proporción 60:40 dejando un suelo plano. Es bastante aprovechable y tiene espacio para la rueda de repuesto.
Donde Volvo también busca diferenciarse, pero no por mera estética, es en el apartado de seguridad. Así, el coche va equipado con Control de Velocidad Constante Adaptativo, Cámara de 360º, luz larga activa (detecta automáticamente vehículos o peatones y reduce la iluminación sin que sea necesario cambiar de cortas a largas), asistencia en el aparcamiento, detección de puntos ciegos o asistente de permanencia en el carril.
La protección de peatones y ciclistas (los detecta y frena automáticamente si es necesario) o la alerta de colisión frontal (avisa y prepara los frenos) son otros de los asistentes a la conducción del vehículo.
No hay que olvidar que Volvo se ha marcado como objetivo que no haya ninguna muerte ni herido grave al volante de un Volvo nuevo a partir del año 2020.
En definitiva, el V40 es un compacto que exhibe un diseño exterior distinto a lo que se estila en el segmento, que está combinado con una amplia batería de asistentes de seguridad pasiva y activa, lo que hace que su precio se sitúe en la banda alta de la competencia.
Con el nuevo motor de gasolina T2 de 122 CV es una clara alternativa a los diésel muy a tener en cuenta y que va a satisfacer a la mayoría de clientes por comportamiento y prestaciones.
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