Domingo primaveral para disfrutar de un tiempo anhelado en doble sentido: el puramente meteorológico y el de Semana Santa, cuyas primeras imágenes fueron proyectadas desde el teatro Olivares Veas por Antonio Barea Alvarado, persona que desde la sintonía de ‘Radio Arcos’ ha reflejado y refleja la actualidad cofrade arcense desde hace años. Pero ahora le tocaba hacerlo desde el atril en presencia de autoridades, familiares, amigos, cofrades y público en general.
De inicio, el pregonero se encomendó a la Misericordia en una oración que va camino de convertirse en tradicional, y que este año excepcionalmente se celebró en el mismo teatro municipal. En su poema inicial, reparó en cada Virgen, que aun siendo una misma madre, representan a las hermandades de Arcos. Ya en su pregón, y una vez realizados los saludos de rigor, Antonio Barea recordó que la Iglesia conmemora en este 2016 el año de la misericordia: “Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amado para siempre”.
Asimismo, el pregonero tuvo palabras para recordar los pasos dados para que la Semana Santa sea declarada Patrimonio Cultural Inmaterial. Barea se detuvo en analizar el importante y esencial papel caritativo que desempeñan las cofradías: “Las hermandades están consumando una labor social muy importante por y para las familias necesitadas. Familias con poco recursos económicos, pero ahí están nuestras hermandades efectuando recolectas de alimentos en sus campañas del kilo litro, en sus recogidas de casa en casa, recorriendo de una punta a otra Arcos, para conseguir el máximo de kilos y litros para paliar en la medida de lo posible esta crisis: organizando numerosos actos a lo largo del año en pro de los más necesitados; participando en el mantenimiento y conservación de nuestras parroquias, colaborando con Cáritas, participando con las familias que no pueden hacer frente a sus gastos...”. También tuvo palabras hacia su profesión: “Hoy a través de las ondas de la Pasión, quisiera proclamar mi Semana Santa, la de mi pueblo, llevar mi voz a todo el mundo y darla a conocer hasta donde lleguen las ondas de este pregón. Espero que mis palabras sepan transmitir mis sentimientos y que consigan que lleguen a todos, como han entrado en mí a la hora de ser escritas”.
Antes, el pregonero recurrió a la historia literaria de Arcos para evocar a los hermanos José y Jesús de las Cuevas: “Ya Huele a Semana Santa dicen en Arcos medio mes antes de que llegue. La llamada poco a poco transciende por doquier. Al principio son violáceos, derrumbadores atardeceres, bajo los blancos latidos amatistas mientras la viejas cales alabean al alba. Un matiz; un reflejo quizá, ese jazmín que nieva por un patinillo o el primer vaho de azahar que sube de las huertas. El presentimiento se concreta con el desvelado tambor de las noches del Cómpeta y comprenderéis que ya están aquí los días penitenciales. Un estremecimiento recorre, entonces, la columna vertebral del pueblo. Vais a asistir a su transfiguración, como si estuviera hecho para revivir la Pasión de Cristo. El paisaje tomara un sentido transcendente, desde la procesión fluvial del río a la misma Peña que recuerda más que nunca un inmenso paso. ¿Acaso Arcos no se ha convertido, de pronto, en una Jerusalén de misterios profundos?”.
El pregonero se refirió en clave poética al Domingo de Ramos: “Viene con aire festivo/ para enramar tu victoria,/ y no te ha visto en su historia,/ Dios de Israel, más cercano:/ ni tu poder más a mano/ ni más humilde tu gloria”.
Para hablar del Prendimiento, junto a los poemas de Antonio Murciano, recurrió a sus vivencias personales, para recordar el año en que vistió la túnica, casualmente en el año en que la hermandad salió en procesión desde el convento de las monjas mercedarias. Corrían los años setenta.
Asimismo, el pregonero redescubrió un Lunes Santo que en Arcos es sinónimo de luto caidista: “¡Cristo de las Tres Caídas!/ ¡Qué pena daba mirarte!/ ¡Qué pena oculta!/ Por esas cuestas, llorando/ la Virgen sale en su busca,/ y su corazón de plata/ alumbra, como la luna./ ¡Ay, y no podía quitarle/ la Cruz de encima!/ ¡La Cruz que le pesa tanto/ que le doblan sus rodillas!/ ¿No veis la sangre en sus hombros?/ ¿No le veis cómo respira?/ ¡Hijo que cayó tres veces!/ ¡Cristo de las Tres Caídas!”. Y también en clave poética desgranó sus sentimientos hacia la hermandad del Martes Santo: “Amarrao a una columna/ llevan a nuestro Señor/ por las calles de Arcos de la Frontera./ Lo amarraron de pies y manos/ sobre una fuerte columna/ dos sayones sin tener piedad ninguna / azotan al Soberano./ De la Columna, manchada/ con sangre del inocente,/ brotó una rosa encarnada,/ y una cristalina fuente/ con el agua perfumada”.
Antonio Barea fue intercalando mensajes evangélicos con la historia de las cofradías, aunque la poesía fue la nota omnipresente en su pregón. Así, redescubrió el Miércoles Santo: “Al verte en la Cruz clavado,/ Santo Cristo del Perdón,/ mi corazón sangra/ como si tus clavos/ me los hubieran puesto a mí./ Perdón, Señor, Perdón/ porque por mis pecados/ te han crucificado, /Perdón, Señor, Perdón”. E hizo lo propio con la primera hermandad del Jueves Santo: “De color verde oscuro/ se viste Arcos de la Frontera/ porque el Cristo de la Vera Cruz/ por sus calles va a pasear./ Los brazos tiene tendidos/ en el madero afrentoso,/ todo llagado y herido/ y llamando está amoroso/ al pecador arrepentido,/ Cristo de la Vera Cruz”.
Y para a hermandad del Cristo de los Remedios y Paz, dedicó hermosas palabras a su Virgen de los Dolores: “Dios te salve, María, llena eres de dolores;/ Jesús Crucificado está contigo; digna eres de/ llorada y compadecida entre todas las mujeres,/ y digno es de ser llorado y/ compadecido Jesús, fruto bendito de tu vientre./ Santa María, Madre del Crucificado,/ da lágrimas a nosotros crucificadores de tu hijo,/ ahora y en la hora de nuestra muerte”.
Las reflexiones del pregonero se acercaron hasta el Cristo de San Agustín: “Que estaba la noche muy oscura/ que ni las estrellas querían salir./ Pero ha salió un lucero/ de allá de San Agustín./ Pare de los Nazarenos”.
Tras reparar en el 475 aniversario fundacional de la hermandad del Dulce Nombre que se conmemora en este 2016, el pregonero dedicó estos versos a su Virgen titular: “Las lágrimas de la Quinta Angustia/ iban cayendo en la tierra/ y de cada una brotaba/ las rosas de la Pasión./ Estas lágrimas de amores,/ Madre de Misericordia,/ espero le den la gloria/ a todos los pecadores./ Señora de la Quinta Angustia,/ cubre el mundo de Misericordia/ y danos tus lágrimas del Perdón”. Tras repasar en tono poético los sentimientos que le condujeron a a cada hermandad de Arcos, Antonio Barea puso fin a su pregón dando sentido a la pasión y justificándola con la resurrección: “Arcos de la Frontera, ya te siente cerca./ Arcos de la Frontera, te espera con Pasión./ Arcos de la Frontera te recibirá con Fe y Devoción./ Arcos quiere verte pasear por sus calles/ en nuestro Jerusalén de la Frontera./ Ya está el Señor al salir,/ va Arcos de la Frontera a seguir su ejemplo,/ a sus favores a pedir:/ ven y podrás recibir/ la bendición de nuestro Señor./ Arcos de la Frontera llora de dolor,/ Semana Santa bendita, Semana Santa gloriosa,/ Semana Santa de la Misericordia,/ Semana Santa de Arcos de la Frontera./ Qué tristeza y qué dolor,/ qué pena y que sentimiento/ padece Arcos de la Frontera/ al verte en la cruz muerto/ mi Dios, mi Padre y mi Amor./ Adiós, Señor, adiós”.
Los cláscos detalles hacia el pregonero por parte de la presidenta del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, Mari Nieves Sánchez, y del Ayuntamiento -representado por su alcalde, Isidoro Gambín, y su primer teniente de Alcalde, Ana Carrera- pusieron fin a una hermosa tarde que, como se suele decir, metió de lleno a los arcenses en la Semana Santa que está a punto de comenzar.
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