La empresa Zahav se marcha de Jerez, pero no ha querido hacerlo sin decir su última palabra, sobre todo para hacer determinadas precisiones, incluso para corregir a la alcaldesa Mamen Sánchez, ya que el juicio “ni siquiera ha llegado a celebrarse”. No sólo eso, también elevan a la categoría de gesto su renuncia a los terrenos para “no alargar una situación agónica que no lleva a ningún sitio y que habría dilatado durante años la resolución final del caso a través de apelaciones de una y otra parte”, y que es lo que ha llevado a la compañía a “proceder al allanamiento de la demanda presentada por el Ayuntamiento, entregar los terrenos y la nave de manera totalmente gratuita”.
Desde Zahav insisten en que nadie ha “ganado un juicio”, porque no ha llegado a celebrarse, aunque como consecuencia de que la empresa “no ha querido continuar en la batalla”. Sí reconocen, por su parte, que existe una deuda pendiente con Grupo Massol, aunque apuntan que ésta asciende a una pequeña parte del total del coste de la nave”, matizando que el Ayuntamiento “ha pactado con esta firma que le pagará la deuda una vez venda la nave, aunque no quieren firmar ningún compromiso”. A este respecto, Zahav confía en que “cumpla el Ayuntamiento, que para eso son los buenos de la película en esta historia”, apostillan en su comunicado de despedida.
Desde la compañía también lamentan los “descalificativos vertidos contra la compañía”, atribuyendo a la alcaldesa una “intención de hacer leña del árbol caído, cuando este árbol está más firme que nunca”, ya que, según han indicado, siguen adelante con su proyecto en otra localidad “fuera de la provincia de Cádiz”. En este sentido, consideran que los ciudadanos de Jerez son “los más perjudicados” por la decisión municipal, al tiempo que instan a la alcaldesa a gestionar adecuadamente las instalaciones que devuelve la empresa “para facilitar el empleo a sus conciudadanos”.
Quejas contra el Ayuntamiento
Zahav ha lamentado que, a pesar de la “insistencia” de la compañía, el Ayuntamiento “no haya querido negociar” al entender que han “timado y engañado”, algo que la empresa rechaza.
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