José Manuel Delgado, uno de los sintecho de la plaza de las Tortugas, que la semana pasada era operado en el hospital Puerta del Mar, está a punto de volver a la calle.
José Manuel tiene 62 años, es de Cádiz y le diagnosticaron un cáncer de vejiga con el que lleva meses luchando. Por los terribles dolores que padecía iba al hospital, le ponían la sonda y de nuevo a dormir bajo las pérgolas de la plaza de las Tortugas. Estos días de ingreso han hecho a José Manuel temer la vuelta a su normalidad. Ahora está en el hospital de San Rafael, donde le han dicho que el domingo le darían el alta... Y de nuevo a la calle, donde no podrá tener una recuperación acorde con la intervención que ha tenido estos días atrás.
José Manuel es viudo y lleva cuatro años en la calle “por circunstancias de la vida. Por temas familiares y por evitar problemas que me arruinasen la vida, decidí irme a la calle a vivir”.
En busca de solidaridad
A José Manuel le han ayudado mientras ha estado en la calle, tanto asociaciones como particulares. Pero ahora, después de la intervención, la vida es distinta.
“No puedo ir otra vez a la calle porque cogería una infección que acabaría matándome”, asegura José Manuel. El ambiente del albergue no es el mejor para recuperarse de la intervención, “yo no bebo, no tengo relación con la droga... Por eso prefería vivir en la calle”.
Su compañero de calle, Manuel, ha estado en todo momento pendiente del estado de salud de su amigo. “Ha estado sin dormir mientras yo estaba con los dolores”. Todo un ejemplo de solidaridad que ahora habrá que buscar de la mano del Ayuntamiento y la Junta de Andalucía para darle una solución.
Este hombre puede ser cualquiera de nosotros. Tiene 20 años cotizados. Ha trabajado en el muelle y en el mantenimiento de buques, donde quiere volver en el momento en que se recupere para ver si así “levanto cabeza”.
Hace más de un año que su mujer falleció y aún no ha arreglado los papeles. Su vida ha sido muy triste: se le murió un hijo de meningitis con pocos meses de edad, “mientras trabajaba en Barcelona”, una hermana que tenía falleció a finales del mes pasado. Con su mujer y su hija no tenía relación, pero sí que le salieron las lágrimas en el momento en el que pensó en su nieta: “Por ella hago lo que haga falta”. José Manuel no tiene casa ni lugar donde recuperarse dignamente, y tiene el mismo derecho que cualquiera de nosotros.
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