Andalucía

Antonio Muñoz, el policía que supo convertir la violencia en literatura

Antonio Muñoz Romero acude cada día a su puesto como miembro del Cuerpo Nacional de Policía, aunque bajo su placa se esconde un poeta, además de un hombre que ha decidido luchar contra la violencia machista usando un arma poco común: la literatura

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  • Antonio Muñoz -

Antonio Muñoz Romero acude cada día a su puesto como miembro del Cuerpo Nacional de Policía, aunque bajo su placa se esconde un poeta, además de un hombre que ha decidido luchar contra la violencia machista usando un arma poco común: la literatura.

Desde su mesa, siempre de paisano, trabaja como coordinador de la Unidad de Prevención, Asistencia y Protección (UPAP) en la localidad sevillana de San Juan de Aznalfarache, y una parte de su dolorosa experiencia la ha plasmado en la novela 'A tres perdones del cielo', en el que reflexiona sobre las mujeres que siguen perdonando la violencia de género sin llegar a denunciarla, y los efectos que ese silencio tiene en sus vidas.

Un libro en el que cuenta novelados más de 13 años de experiencia como policía y seis en la UPAP, "un trabajo en el que, aunque somos policías, a veces somos más psicólogos que otra cosa, al hacer de enlace entre las víctimas y la Policía", como explica a Efe mientras detalla -con prudencia- algunos de los casos en los que se encuentra inmerso en su quehacer diario.

Globalmente, cuando una mujer llega a su mesa, "la acompañamos a centros médicos o judiciales, las derivamos a servicios sociales si fuese necesario, pero el verdadero trabajo empieza cuando las víctimas presentan denuncia, ya que ahí entramos en escena para acompañarlas al juzgado y, una vez que allí, cuando se le concede una orden de alejamiento, empezamos con el seguimiento del caso".

Pero, ¿qué pasa si una mujer no denuncia un caso real de violencia de género? En ese punto se ha detenido a reflexionar este agente de policía para llamar la atención sobre ese "silencio peligroso", que provoca que haya más víctimas de las que se podrían evitar con una denuncia a tiempo.

"Desde bien pequeño me interesé por la literatura, y ya en el colegio componía y hacía mis pinitos. He escrito letras de carnaval, me he presentado algún concurso y he compuesto alguna cosita para algunos grupos y cantantes", explica, para concretar que escribió el libro "tras observar a diario cómo, a pesar de todas las campañas que se hacen, las víctimas siguen llegando a la unidad, desorientadas, sin conocer sus derechos, sin saber dónde acudir".

Detectó, además, que los familiares también andan perdidos, por lo que pensó en plasmar en papel "de una manera clara, sencilla, directa y práctica cuál es el día a día de las víctimas de violencia de género, cuales son os recursos, cómo podemos ayudar, dónde dirigirnos, cuál es la verdadera realidad del problema, cómo funcionan las instituciones etc...".

Se ha basado, además de los ensayos de los que consta el libro, en entrevistas a profesionales en la materia, como jueces, abogados, médicos o maestros, e incluso algún condenado por violencia de género para que cada lector pueda sacar sus propias conclusiones del tema.

El libro es totalmente real, "son mis vivencias, lo que nos encontramos a diario y por momentos me vuelvo crítico con el sistema, con los medios, y toco temas como la empatía dentro de las instituciones o los recursos reales con los que contamos los profesionales para combatir esta lacra".

Antonio no es un policía al uso, ya que su labor la compagina con otra que le ha hecho más conocido, la del "Poeta Enmediero". Cada fin de semana se pone en manos de Pepe da Rosa y Ana Carvajal en el programa 'La Calle de Enmedio' de Canal Sur Radio, e improvisa en tiempo récord una poesía que resume los momentos más destacados del programa, algo que comenzó como un oyente normal y que se ha convertido en una práctica casi laboral en su agenda del fin de semana.

Y eso que, además de colaborar con Radio Guadalquivir, no puede olvidar nunca su placa, ya que mientras se confiesa admirador de Bécquer, Lorca y Machado, recuerda que en su unidad son dos policías a cargo de las casi 70 mujeres a las que se le hace actualmente el seguimiento, "y estamos localizados 24 horas al día, 365 días al año". Que tenga tiempo para escribir, es otro milagro en el cerebro de este agente.

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