La tribuna de El Puerto

Nuevos miembros en el Pleno, mismas broncas

Algunos, ingenuamente, deseábamos que los tiempos, y sobre todos las formas, hubiesen cambiado en los debates plenarios de nuestra ciudad

Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai

Algunos, ingenuamente, deseábamos que los tiempos, y sobre todos las formas, hubiesen  cambiado en los debates plenarios de nuestra ciudad. Sin embargo, el desarrollo del pleno ordinario del pasado miércoles demostró, desgraciadamente, que la capacidad para montar  broncas y el “y el tu, más” permanece intacta.

Para poder opinar con argumentos, creo que soy de los pocos portuenses que se “tragan” en directo los plenos. Eso sí, me hago acompañar de rosquillas caseras, un gin tonic de consumo responsable y escuchando de fondo a la siempre exquisita Carmen Cuesta-Loeb, elementos imprescindibles cuando el ruido, la crispación y la falta de respeto al oponente político, de uno y otro lado de la bancada, sube tanto de nivel que lo hacen insoportable.

No sé si es una percepción personal, pero el nivel de debate de nuestros representantes  públicos es tan ínfimo, salvando honrosas excepciones, que dan ganas de salir corriendo y no mirar atrás. Los portuenses siempre hemos sido unos Señores, con clase siempre con clase, pero si la representación plenaria se configura como una imagen de la sociedad portuense, me niego a ser representado, y perdonen si me reitero, salvando honrosas excepciones, por mediocres.

Esta introducción sirve para exponerles mi opinión de lo que ocurrió en el último pleno. Terminadas las mociones ordinarias, el partido popular presentó una moción por vía de urgencia, instrumento  recogido en el reglamento de organización,  motivando la urgencia en que se había producido un error humano a la hora de transcribir una moción ya debatida en el pleno anterior por esta otra, que  a mi juicio, merecía ser debatida porque es una propuesta de gestión interesante para todos los portuenses.

Estas mociones de urgencia, necesitan antes de ser admitidas, que se vote el carácter urgente de las mismas. Al menos hasta ahora, la costumbre plenaria era votar la urgencia afirmativamente por unanimidad, y proceder al debate de la misma.

El Alcalde, que había presidido las anteriores deliberaciones con cierta flexibilidad, incluso pidiendo perdón en más de una ocasión, esta vez  aplicó el Reglamento con un rigor interesado basándose en que la mayoría, el alcalde y sus secuaces, (lean en el Drae el significado de este término) y a sabiendas porque la justificación de la urgencia estaba perfectamente motivada, habían votado democráticamente y que el Partido Popular no eran demócratas porque no sabían aceptar las reglas de la mayoría.

Un error gravísimo por parte del alcalde que con su comportamiento totalitario y sectario, que emulando a alcaldes de infame recuerdo, demostró miedo y debilidad al no aceptar debatir una moción, montando una bronca innecesaria y absurda. ¿Por qué organizó este numerito el Alcalde?, ¿Quizás porque no confía en el Sr. Chacón (IU) que solo ha abierto la boca en un pleno para decir “le contestare por escrito” demostrando científicamente, con esas cuatro palabras, que tiene la capacidad humana del habla? O tal vez, ¿Pueda deberse a otros intereses que al Alcalde lo pudieran colocar en situación de compromiso?. O más bien, pudiera deberse ¿A la impotencia de no poder llevar, por incapacidad manifiesta, mociones plenarias de gestión propias?

En cualquier caso el show debe continuar. Espero que  las dudas planteadas tengan respuestas en el próximo pleno con una moción que entre por vía ordinaria, esta vez sin errores humanos, que en cualquier caso siempre son disculpables.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN