Salvo que se produzca un giro inesperado en las negociaciones, todo apunta a que Jerez padecerá a partir de este próximo martes una huelga general indefinida en los servicios de limpieza viaria y recogida de basuras.
Los representantes de los trabajadores mantuvieron ayer un nuevo encuentro con Urbaser, la concesionaria de ambos servicios, con la esperanza de que la empresa pusiera sobre la mesa argumentos que permitiesen desbloquear el conflicto. En la reunión también estuvo presente la alcaldesa, Mamen Sánchez, y otros técnicos municipales.
Sin embargo, el encuentro acabó tal y como había empezado: con la sensación de que la empresa no está dispuesta a ceder tras el recorte que el Ayuntamiento le aplicó en 2012 y de que el Consistorio no puede en ningún caso incrementar el coste del servicio al estar sometido a un control riguroso por parte del Ministerio de Hacienda.
En medio se encuentran los trabajadores, que aseguran haber puesto de su parte todo lo posible para firmar el nuevo convenio y, de este modo, desconvocar la huelga que debe comenzar este martes.
Estaba previsto que la última reunión en el Sercla tuviera lugar el próximo lunes, pero finalmente se llevará a cabo en la mañana de hoy. “Vamos a ver lo que nos ofrecen mañana -por hoy-, pero no apuesto por una solución. Nosotros no podemos hacer más de lo que hemos hecho, así que si finalmente no se produce el acuerdo pondremos las cartas sobre la mesa y explicaremos a los jerezanos cuál es la situación, para que todo el mundo tenga claro que no es la plantilla la que está abocando a Jerez a la huelga”, explicó el presidente del comité de empresa, Juan Carlos Conesa, bastante pesimista tras la maratoniana reunión de ayer.
La presencia del Ayuntamiento en la negociación tampoco tranquiló en exceso a los representantes de los trabajadores. “Ellos dicen que no tienen presupuesto, que están intervenidos y que no pueden ofrecer nada; y nosotros hemos bajado nuestras pretensiones, hemos llegado a un tope y ya no podemos ofrecer nada más”, abundó Conesa.
Los ánimos de la plantilla se encuentran bastante caldeados, fundamentalmente porque los trabajadores esperaban que el margen de confianza que se ofreció a la empresa a finales del pasado mes de diciembre sirviera para algo.
Entonces, la mano tendida desde Urbaser y la labor de mediación del Ayuntamiento permitieron que se aplazara el inicio de una huelga que debió comenzar el 3 de enero. Pero el nuevo periodo de negociación no parece haber cambiado mucho las cosas, al menos hasta el día de ayer.
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