Andalucía

¿Gana o pierde el PSOE andaluz?

La dirección andaluza logró que el Congreso Federal se adelante a finales de mayo, con lo que podría forzarse el relevo de Sánchez si hay nuevas elecciones, pero a cambio le toca digerir la sorpresa de la consulta previa a la militancia ante un hipotético pacto con Podemos

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  • Susana Díaz, el sábado -

Susana Díaz entró el sábado en Ferraz con la escopeta al hombro y disparando, incluso antes de que arrancara el Comité Federal, contra un Pablo Iglesias de cuyos ataques y órdagos confesó que se siente “cansada”. Unas horas después salía de la misma sede masticando la invitación envenenada con la que Pedro Sánchez había sorprendido a la cúpula del partido, la de que cualquier posible pacto de gobierno será sometido al veredicto popular de la militancia, y con una mínima pero quién sabe si con el tiempo trascendental victoria en el equipaje de regreso a Sevilla: el adelanto a mayo del 39 Congreso Ordinario del que emanará el nuevo líder de los socialistas.

¿Ganó o perdió el PSOE-A en la última entrega del ya pulso eterno que mantiene con la dirección federal? La pregunta ni siquiera sería procedente si se tomase al pie de la letra el himno oficial. En la sede de San Vicente se ha escuchado en las últimas semanas que “no es tiempo de relevos”, que hay “cierre de filas total” e incluso que Díaz  no ha estado jamás en el debate interno sobre la posible búsqueda de relevo al secretario general, pero el juego de bambalinas dice lo contrario, de ahí que la cita madrileña se elevara de puertas hacia adentro hasta la categoría de “decisiva”.

La dirección andaluza se apuntó una cruz en su casillero de victorias, quizás la única en sus pretensiones aireadas una y mil veces de impedir la formación de cualquier Ejecutivo que gravite sobre Podemos o el independentismo. Logró, luciendo ahí músculo junto al resto del sector crítico, que el Congreso Federal se adelante al 21 y 22 de mayo con un trascendental capítulo previo el día 8 de ese mes, cuando la militancia elegirá al secretario general. La estrategia andaluza ahí es cristalina: si el laberinto de la gobernabilidad abocase a nuevas elecciones serían previsiblemente casi inaugurando junio, y un Congreso justo antes habrá permitiría plantar batalla a Sánchez pasándole factura por el fracaso en su proyecto de pacto de progreso. Y quién sabe si con la propia Díaz de candidata.

Hasta ahí los triunfos, porque el PSOE-A, como el resto de la oposición interna al secretario general, arañó pocas alegrías más el sábado en la capital. La dirección andaluza llegaba con intención de ratificar el enésimo pronunciamiento a favor de lo ya consensuado el 28D, el consabido “no al PP y no a quien cuestione la unidad territorial”, pero no contaba con el as en la manga que Sánchez estaba a punto de lanzar sobre la mesa. Si hay un acuerdo “a izquierdas o a derechas”, con Podemos o con Ciudadanos, se someterá a votación previa de la militancia. El resultado no será vinculante, pero pobre de aquel, entiéndase el Comité Federal que deberá refrendarlo, que se atreva a llevar la contraria a la voz de las bases.

El “gato panza arriba”, como definen al secretario general sus adeptos en Andalucía, ha devuelto el golpe. Sabe que poco a poco su mensaje de que frenar al PP quizás compense cualquier precio pagado en los pactos ha calado en buena parte de la militancia, de ahí que la consulta se revista de un barniz de democracia interna cuando en realidad lo que pretende es desarmar al sector que abandera Díaz. Habrá pocos osados, en definitiva, que resten valor a un acuerdo para entrar en la Moncloa que cuente con el beneplácito de las bases. La presidenta andaluza encajó el golpe y disimuló el malestar con una advertencia a modo de tabla de salvación: que los militantes conozcan todo lo pactado, algo que se presupone de antemano.

El galimatías interno del PSOE dicta que nada esté nunca atado, y de ello da fe el malestar de los barones, Díaz incluida, por no haber sido informada del órdago de la consulta. El enésimo episodio de ese juego de peones se vivirá esta semana si el Rey decide encargar a Sánchez formar Gobierno, o intentarlo...

Las miradas se vuelven hacia C’s

Pedro Sánchez incluyó en su intervención del sábado un matiz revelador: la aritmética ya anunciaba que sólo con el apoyo de Podemos no se abrirán las puertas de Moncloa, pero hasta ahora no había sido tan explícito el mensaje a Ciudadanos para que colabore en la operación para evitar otra legislatura del PP. El líder socialista habla ya de un acuerdo “a izquierda o a derecha” porque necesita el voto favorable de los de Rivera, muy complicado de momento, o al menos su abstención. C’s replica que no pisará puentes que incluyan a Podemos.

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