A pesar de las buenas perspectivas económicas del Fondo Monetario Internacional para España en 2016, el presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) y de la Confederación de Empresarios de Málaga, Javier González de Lara, vislumbra un panorama más sombrio. Afirma que Andalucía sigue estando en la UCI, con pronóstico reservado. En una entrevista con Viva señala que nuestra comunidad tiene que asumir retos importantes para eliminar el millón de desempleados. “Decir que la economía andaluza está en buena situación sería demasiado aventurado por mi parte. No obstante, Andalucía tiene mucho potencial, pero insisto: su crecimiento está muy condicionado, entre otros factores, por la incertidumbre política
El pasado 23 de enero se cumplieron dos años de su mandato al frente de la CEA. ¿Cuál es su balance?
Nuestras prioridades han sido y serán en los próximos años las de facilitar la creación de empresas, buscar una fórmula más eficiente para que haya una mayor desregulación, mejor financiación, más agilidad administrativa y seguridad jurídica. Este año ha sido complejo y difícil por las distintas convocatorias electorales, lo que ha acarreado inestabilidad política e institucional. Hemos atendido al tejido empresarial que está muy tocado como consecuencia de ocho años de crisis. En este periodo se han perdido unas 54.000 empresas y más de 300.000 puestos de trabajo, lo que representa el 10 por ciento del tejido productivo.
¿Qué proyectos son los más inmediatos?
En primer lugar, seguir siendo útiles a nuestro colectivo, que haya una mayor conciencia de la función social de la empresa, que la sociedad sea consciente de que la solución al desempleo pasa por incentivar, propiciar y apoyar al tejido productivo. Necesitamos también que la empresa asuma nuevos retos, nuevos desafíos como crecer en tamaño y dimensión, incorporar procesos de innovación a la actividad propia empresarial, potenciar la internacionalización y la formación de recursos humanos. Deseamos que este año sea el comienzo de esa tan ansiada recuperación.
¿Cómo se encuentran las arcas patronales tras la mala gestión de Santiago Herrero, su antecesor en el cargo?
La tarea que tengo por delante es muy compleja. Han sido dos años muy duros, de enorme sacrificio, donde se han abordado tareas tan relevantes como transformar la organización, no sólo desde el punto de vista reputacional, sino también de la solvencia económica. Para ello se ha hecho una importante labor en materia de transparencia, de participación y gestión eficiente. Hemos aprobado en este tiempo una batería de medidas para solucionar la parte económica, reformar los estatutos, un código ético de buen gobierno y un plan de integración de responsabilidad de administradores. Me gustaría que al final de esta legislatura los principales problemas se hayan reconducido y que el saldo sea positivo. Incluso es posible que este año amortizemos el grueso de la deuda y los problemas económicos heredados. El trabajo esta siendo tremendo, duro y exigente. Quizás tengamos ahora un pequeño desajuste en la deuda, pero hemos hecho una amortización y estructuración de 22 millones de euros en estos dos últimos años. Estamos haciendo frente a los pagos y saneando las maltrechas arcas patronales. Tenemos capacidad y sobre todo esperanza e ilusión por terminar la tarea.
Después de ocho años de crisis, ¿no cree que es el momento de exigir que el empleo sea de calidad?
Es verdad que todavía no se genera empleo de calidad, pero, al menos, se está creando empleo. No podemos pasar de cero al infinito de golpe, entre otras razones porque la economía no termina de consolidarse. Hay mucha estacionalidad en múltiples sectores, que condiciona la calidad del empleo. El empresario necesita tiempo y estabilidad política. Los sindicatos ya reconocen que se crea empleo. Esa es la gran noticia.
Cataluña mantiene la vía independentista con el nuevo Gobierno. ¿Qué opina sobre este proceso?
Es una situación indeseable para todo el país y un proceso secesionista que está al borde de la legalidad vigente. Hay procedimientos constitucionales y legales que podrían aplicarse en cualquier instante. Ahora más que nunca se impone la sensatez y la prudencia, pero también la contundencia. La ley es para todos. Tenemos que tener muy claro que la unidad de España es innegociable, actuar con serenidad y espíritu de diálogo. La CEA tiene dos prioridades: el desempleo y garantizar la unidad del país. No se puede romper 500 años de historia y tampoco me gustaría que hubiera nuevas elecciones.
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