Eso sí, excepciones que confirman la regla y que rompe la tónica de la mera participación. La comparsa del Jona, con grupo renovado, recuerda que la intencionalidad del que se presupone malo no lo es como tal.
El momento de la noche llegó de la mano del cuarteto, que encontró en el público -en éste sí- el respeto y el cariño que procesan a una modalidad que le sigue faltando tacto por parte de muchos.
El grito de “cuarteto, cuarteto” y con el público en pie dan la fuerza necesaria para continuar. Lo penalizaron con 6 puntos por excederse en casi dos puntos. A la tercera noche fue la definitiva, la organización, esta vez sí, no se demoró en exceso sin justificación.
El ambiente del teatro aguantó hasta el final y el aficionado lo agradeció animando y disfrutando en la medida de lo posible desde el patio de butacas.
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