La refriega pública, y también soterrada, en la que se ha embarrado el PSOE tras el 20D ha dado en las últimas semanas a la oposición un nuevo argumento para disparar contra el Ejecutivo de Susana Díaz. Casi todas las formaciones ajenas al PSOE corean que el Gobierno de San Telmo parece más volcado, no sólo ahora sino desde hace meses, en dirimir las pugnas internas socialistas que en gestionar y alimentar la gigantesca maquinaria administrativa de la región, en especial en el capítulo legislativo. El PSOE rebate el argumento y despliega un arsenal de proyectos en distinta fase de tramitación para los que dibuja un horizonte de cuatro años, pero de momento las 12 sesiones celebradas en el Parlamento andaluz no han servido para alumbrar ni una nueva normativa, con la excepción de la decisiva de los Presupuestos de 2016.
Los primeros siete meses de legislatura en la Cámara, con las puertas ahora cerradas hasta febrero, han legado a las hemerotecas sonoras broncas, alguna que otra votación con resultado inesperado y la creación de una comisión de investigación, la de los cursos de formación, con las comparecencias aún por arrancar. Pero ninguna ley. Cierto que el mandato de Díaz tras su victoria en las urnas de marzo estuvo paralizado durante más de 80 largos días por la imposibilidad de formar gobierno y que éste no ha hecho más que despegar, pero si el precedente es la legislatura anterior, con sólo dos leyes bajo el brazo (la de defensa de los transexuales y la de transparencia), tampoco se puede augurar demasiado.
Hecha la salvedad de la trascendental ley de Presupuestos, desde el pasado verano el Parlamento ha debatido con distinta suerte todo tipo de iniciativas y proposiciones, pero en el capítulo legislativo sus señorías tan sólo han pulsado el botón para redibujar textos anteriores o convalidar decretos. Ocurrió con el de la modificación de la Ley de la Función Pública, una sonora derrota para el PSOE en septiembre que hizo renacer un argumento, el de la pinza PP-Podemos, que los socialistas rescatan de forma recurrente. El entuerto no se resolvió hasta dos meses después con otra proposición de ley, también del partido de Díaz, que regateaba los puntos más conflictivos y cumplía el objetivo de reconocer la antigüedad a los interinos como tiempo de servicio.
El último pleno antes de despedir 2015 añadió a la pírrica lista el voto afirmativo de la mayoría de los diputados al proyecto de ley sobre medidas para la inserción laboral, la estabilidad en el empleo y el apoyo a autónomos, y también la modificación de otra ley también vigente, la de Gestión Integral de la Calidad del Aire. La cosecha se estanca de momento ahí.
Obstáculos
Para el “letargo” legislativo que denuncia la oposición hay explicaciones. Le corresponde al Ejecutivo, faltaría más, marcar sus propios tiempos, pero poco rema a su favor que el PSOE, por ejemplo, haya desbaratado proyectos de leyes que en su día pactó con IU cuando compartían Gobierno. Las que debían regular la entidad pública de crédito y la de consultas populares, que llegaron a pasar incluso el filtro del Consejo de Gobierno, recibieron en el último trimestre un portazo por distintos motivos, desde informes del Banco de España a recursos del Constitucional contra normas catalanas similares. Al resto de la oposición, por cuestiones obvias, también se le han levantado barreras, algunas tan sonoras como la bronca en la Mesa del Parlamento que obligó al letrado mayor a advertir sobre las consecuencias legales.
El Ejecutivo defiende su “intensa producción legislativa” con hasta una quincena de iniciativas en distinta fase de tramitación, desde la Ley de Memoria Democrática hasta las de Dependencia, Deporte, Cine, Discapacidad o Defensa de la Sanidad. Hasta 2019 cree que hay tiempo.
El PP busca apoyos en Podemos...
El PP-A sugirió este jueves a Podemos que se adhiera a su propuesta de que la actividad del Parlamento no se detenga en enero. “Lo que no es normal es que sea inhábil; estamos pidiendo que haya plenos, pero el PSOE se niega”, defendió Toni Martín, vicesecretario de Comunicación Social. El primer partido de la oposición tendía así la mano a la formación de Teresa Rodríguez tras anunciar ésta que propondrá bajadas de sueldos a los diputados y menos dietas. Horas después, Podemos replicaba que la oferta del PP es “una mera cortina de humo”.
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