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Sevilla

Vicente Amigo: No hay punto de encuentro más transparente que la música

Vicente Amigo, medalla al mérito de las Bellas Artes 2015, pasea por la Posada del Potro en Córdoba observando las guitarras del museo de flamenco Fosforito y, disertando sobre el arte, declara que "no hay punto de encuentro más transparente para la humanidad que la música"

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Vicente Amigo, medalla al mérito de las Bellas Artes 2015, pasea por la Posada del Potro en Córdoba observando las guitarras del museo de flamenco Fosforito y, disertando sobre el arte, declara que "no hay punto de encuentro más transparente para la humanidad que la música"·

A pesar de su confesa timidez, en la entrevista concedida a Efe, Amigo (Guadalcanal-Sevilla, 1967) se muestra cómodo y hablador, quizá porque en el escenario de esa posada cervantina el guitarrista ofreció al público sus primeros acordes con 13 años "cuando puse la cejilla de manera diferente a la de mi compañero y aquello sonaba a rayos".

Con gratitud, "como artista y como persona", expresa que "la medalla al mérito de las Bellas Artes es lo más grande que me pueden dar en mi país" mientras que, acompañado por su hijo mayor, recorre el museo de flamenco Fosforito, parándose en cada guitarra y deshaciéndose en elogios para el lutier cordobés José Rodríguez.

"Estoy muy agradecido por el premio y ahora debo de apechugar y seguir trabajando duro" ha explicado el guitarrista que desde que en 1988 ganase el concurso de Las Minas en La Unión, cuenta en su palmarés, entre otros, con un "Grammy" por "La ciudad de las ideas" y ha tocado con artistas de la talla de Paco de Lucía, Camarón de la Isla y Bob Dylan.

A pesar de los reconocimientos internacionales, este guitarrista flamenco a quien le gusta recorrer su ciudad en bicicleta, confiesa con una media sonrisa que se sigue "poniendo nervioso" hasta cuando toco para sus amigos porque para él "da lo mismo tocar en Madrid, Paris o Nueva York; sigo teniendo ese pellizco al tocar, es lo mínimo que se merece el público".

Por ello, no resulta sorprendente que Amigo diga que donde realmente se siente cómodo es "en el salón de mi casa tocando para mí, porque en un escenario puedes soñar, volar, pero en mi casa me siento seguro", un estado de plenitud que no lograría sin su guitarra: "para los guitarrista, la guitarra es como una droga, llegas a tener una relación tan tormentosa como maravillosa con ella".

Este cordobés de acogida y de acento dice tocar "para quien me quiera escuchar, pero siempre de la manera más honesta que sé, ofreciendo lo mejor de mí", lo mejor de un melómano en continua búsqueda de inspiración cuya sensibilidad extrema, como ocurre con los grandes genios, logra traducir "los detallitos que me pasan", "la música que escucho", "las influencias de la gente que ha hecho muy bien las cosas" en acordes de un flamenco con el que recorre "un camino lo más ancho posible".

Con Alejandro Sanz ya se atrevió a enriquecer su estilo con el pop y en su último álbum, con el productor y teclista de Dire Straits, Guy Fletcher, Amigo ha combinado la música de su "Tierra", Andalucía, con los ritmos celtas, una experiencia "que me ha permitido fundirme con esos músicos y encontrar el punto de encuentro" porque "no hay mejor lugar de encuentro para la humanidad que la música".

"El flamenco es una forma de vida pero es solo un hijo de la música, que es la madre del arte" ha declarado Amigo quien asegura que "no entiendo eso de la visión purista de la música, yo compongo respetando siempre la tradición, ofreciendo mi forma de entenderla lo más arreglado posible a la belleza, al arte, a las Bellas Artes".

"La música es el por qué de mi vida, hasta cuando estoy de vacaciones me llevo la guitarra por si me aburro" repite el artista que reconoce que en su rutina "no me falta disciplina, no tengo jefe pero hay uno dentro de mí" que lo encierra en su estudio a trabajar, a componer, a estudiar porque "el camino no se hace desde el sofá de tu casa".

En su reto por "hacer la música lo más de acuerdo a la verdad que encierra uno mismo" Amigo ha aprovechado el parón de la gira mundial en su casa familiar en Córdoba para meterse en su estudio y trabajar en su octavo disco, cuyo lanzamiento se prevé en primavera.

"Ojalá tuviera el poquito conocimiento que tengo de mi música sobre estilos como el jazz", ha anhelado en voz alta el artista para concluir que, mientras tanto - y con un premio nacional por su aportación a las Bellas Artes- "sigo aspirando, como cuando empecé, tan solo a ser buen músico".

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