La semana pasada salía en televisión una noticia sobre una vacuna contra el Sida probada eficazmente en simios, lo que abría la posibilidad a la experimentación en humanos. Creo que fue recibida sin frío ni calor, total en España se la ve actualmente como una enfermedad crónica. El Sida ya no significa muerte. No sé si será por eso, por lo que no preocupa que en estos momentos en España haya diez casos nuevos cada día o que cincuenta mil personas estén infectadas sin saberlo. La relajación en el miedo ha llevado a que se usen menos los preservativos, aumentando más las enfermedades de transmisión sexual: sífilis, gonorrea, clamidia, papiloma, herpes, etc.¿ Más? ¿Cuánto más? En sífilis, de 4 cada 100.000 habitantes en 2007 a 8 en 2013. Las cifras son oficiales del informe anual del 2013 de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica. ¡La sífilis que era una enfermedad casi desaparecida!, ¿y qué ocurre con la gonorrea?, pues que el gonococo se ha hecho resistente a los antibióticos y ahora es mucho más difícil de combatir. Con los datos de 2012, dos millones de mujeres estaban infectadas por papiloma. Del herpes no se puede hablar porque no está entre las enfermedades de declaración obligatoria. Así que se llegan a añorar los noventa y su polémica campaña: póntelo, pónselo. Porque en esa década todas estas enfermedades llegaron prácticamente a erradicarse y la sexualidad era mucho más segura. A la mayor parte de la sociedad le pareció una campaña correcta y útil, en el noventa y uno, un año después de su puesta en marcha, sólo un 4,8 % de la población percibió cierta inmoralidad en ella. Claro que a la Iglesia no le gustó mucho y la CONCAPA (Confederación Nacional de Padres de Familia y Alumnos) consiguió que en 1993 la Audiencia Nacional la anulara por considerar que "fomentaba la promiscuidad en la juventud y la infancia". Y cómo donde habla la audiencia no habla el ciudadano, se la despidió sin mucha constancia de ello. Luego, vinieron los recortes, ¡ay los recortes, a dónde no habrán llegado! Ana Mato, en 2012, decidió no repartir los 100.000 profilácticos donados por Durex, por el alto coste que suponía su empaquetamiento: 9.000 euros. Con eso no pintas ni las rayas de las carreteras de tu pueblo. Claro que en esa época no habíamos leído, ni visto, Cincuenta sombras de Grey, cuyos defensores dicen haber conseguido que generaciones distintas hablen de sexo, de enfermedades de transmisión sexual parece que no. Que nos descubran el sadomasoquismo a estas alturas, me ha hecho preguntarme, ¿tendremos que desenlatar a la doctora Ochoa y su “Hablemos de sexo”, por ejemplo,en Qué tiempo tan feliz?
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