El metro no ilusiona a unos malagueños que se manifiestan hartos de soportar unas obras que ya se prolongan desde hace más de nueve años y que han requerido de una inversión pública que supera los 600 millones de euros. Así lo han expresado ante las cámaras de Ondaluz Televisión.
Es una desilusión que parece propagarse a raíz del conflicto planteado por los vecinos de Bailén-Miraflores que ya se han constituido en una plataforma para evitar la construcción de un tranvía que no quieren que atraviese las calles Eugenio Gross y Blas de Lezo, a pesar de los planes pactados entre Junta y Ayuntamiento.
El no al tranvía parece haberse transformado en un no al metro, a tenor de las opiniones que los malagueños han expresado este martes ante las cámaras de Ondaluz Televisión. El trazado, tal como está planteado, de Carretera de Cádiz y de la Universidad a la Alameda, no les parece a los consultados un recorrido suficiente como para ser considerada una inversión útil.
Para ser útil, jóvenes y mayores sostienen que el metro debería llegar hasta el Parque Tecnológico, hacia el oeste, y hacia el Palo, hacia el este.
Los nueve años de obras y más de 600 millones de euros invertidos pesan sobre unos malagueños y malagueñas que se manifiestan hartos de soportar unas molestias a las que, a día de hoy, no le ven recompensa. Creen que hay prioridades que no están cubiertas en detrimento de la construcción de este medio de transporte.
Los malagueños, en general, no se manifiestan en contra de los vecinos de Bailén-Miraflores a los que la Junta quiere persuadir de que decir no al metro es decir no a un avance, al progreso en su zona. Aunque con excepciones. Hay quien entiende que la conexión con los hospitales es fundamental. Aunque eso, si, todos prefieren que sea soterrada.
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