La capital volvió a ver como su conjunto histórico volvía a llenarse de visitantes, en esta ocasión, con motivo de la segunda Fiesta Anual del Aceite de Oliva de la provincia de Jaén. Miles de ciudadanos respaldaron el centenar de actividades que la Diputación Provincial, junto a la Junta de Andalucía, programó hasta ayer en la ciudad. Martínez Molina volvió a convertirse en un hervidero tras la I Noche Jahenciana, que organizó VIVA JAÉN el fin de semana anterior. Además, el tiempo quiso ser justo con el esfuerzo realizado por los organizadores y el sol brilló durante todo el fin de semana, con temperaturas atípicas para la época del año en la que estamos. Pero lo más importante de todo, es que Jaén y sus gentes, sus vecinos, los mismos que ya recogen la aceituna y los que lo harán dentro de unas semanas, comienzan a creer que el oro líquido, el bosque de olivos que atesora esta tierra y que esperemos que pronto sea Patrimonio Mundial, han despertado y comienzan a comprender que la riqueza del olivar está más allá del suplemento a la renta que supone para miles de jienenses. Jaén es la primera productora mundial y cada vez es más consciente del potencial económico sin explotar que tiene en ese mar de olivos que jalona la provincia.
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