Tras varias intentonas, la Plaza Belén está, otra vez, más cerca que nunca de librarse de los jaramagos, los socavones y el abandono al que lleva años sometida. Su vinculación al proyecto fantasma del la Ciudad del Flamenco tendría que haber sido sinónimo de garantía de esplendor y de brillo en la época dorada de Jerez. En cambio, ha sido esta obra frustrada la que le ha dejado en la estacada, abandonada no a su suerte, sino a la de la gestión de las administraciones. Tras muchos protocolos infructuosos en los que se llegó a dar plazos para colocar a Jerez en la cumbre del flamenco con una urbe muy especial dedicada al género, lo máximo que se materializó de esta declaración de intenciones fue la construcción de la nave del aceite.
Ahora ya no habrá más herencias, pero tampoco más promesas:  “El proyecto de la Ciudad del Flamenco es inasumible”, apuntaba la alcaldesa Mamen Sánchez cuando se le preguntaba por sus planes para este obra. El Plan Director del Centro Histórico no tiene ni presupuesto ni sitio para él, pero sí contempla la remodelación de la Plaza Belén como una de sus prioridades. Con una inversión de en torno a un millón de euros, el Ayuntamiento pretende visualizar su apuesta por este enclave anteponiendo este proyecto al resto. Es la zona cero del centro y los vecinos lo saben, por ello también ayer sábado celebraron el Día de Centro Histórico en la peña La Buena Gente. Una efemérides que pretenden instaurar para ediciones posteriores y que para el 2016 esperan llevar a cabo en un enclave acogedor y libre de ruinas.
No en vano, los planes del Ayuntamiento pasan por convertir este entorno en un espacio de convivencia vecinal en torno al flamenco, contando con apoyos arquitectónicos ya existentes de alto valor patrimonial, como el Palacio Ponce de León, La Nave del Aceite o el Zoco de Artesanos. Este último, levantado estratégicamente como una ventana a la Ciudad del Flamenco, también se ha quedado entre lo que pudo ser y no fue. Casi siete años después, los artesanos luchan por salir del aislamiento de la Plaza Peones, y el cambio de fisonomía de la Plaza Belén podría integrarlos al fin en el centro histórico. Su reurbanización supondría aprovechar sus desniveles para crear distintos ambientes, espacios para estancias, auditorios al aire libre, zona de arbolado, esculturas y posibles ubicaciones de temas culturales, entre otros.
Además, el Consistorio no concentraría sus actuaciones únicamente en la plaza en sí, sino que metería en mano a las calles perimetrales a Belén (San Honorio, Luis de Isasi y Doctor Lillo) y recuperará la comunicación entre Luis de Isasi y continuación de calle Barranco, donde el Gobierno municipal del PSOE mantiene el proyecto del PP de rehabilitar las viviendas y ofertarlas a los jóvenes.
No hay plazos, lo máximo que han acertado a concretar en el Ayuntamiento es que los próximos presupuestos recogerán una partida para la Plaza Belén y que la obra se contratará “dentro de unos meses”.
De momento, las infografías aportadas por Urbanismo de cómo quedará este enclave tras los trabajos avanzan un entorno mucho más moderno donde la vegetación se alterna con distintos espacios y formatos de suelo en una propuesta radicalmente diferente al estado actual. El problema es que el Plan de Actuación 2014 /2015 del anterior Gobierno municipal ya contemplaba esta actuación. Nunca se hizo. ¿Será esta vez la definitiva?
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