Conforme ha ido caminando, ha ido sumando apoyos. Francisco Holgado, el ‘Padre Coraje’ ha llegado esta semana al final de su ruta, del objetivo que se marcó hace 17 días: llegar a la capital para reunirse con le ministro de Justicia, Rafael Catalá, y trasladarle su lucha y la preocupación por la prescripción del crimen que acabó con la vida de su hijo Juan en noviembre de 1995.
Lo ha conseguido y lo ha hecho como esperaba: “Me he sentido arropado en general, este viaje me ha permitido encontrarme, abrazarme con familiares de otras víctimas porque, insisto, está lucha no es solo la lucha por dar justicia a mi hijo. Me uno a la lucha de todas aquellas víctimas olvidadas que no sabrán nunca la verdad”. Su camino le ha permitido encontrarse con los padres de Sandra Palo o con el abuelo de Marta del Castillo.
En palabras de su abogado, José Miguel Ayllón, “Francisco siempre ha estado muy acertado en el hecho de no individualizar su lucha, sino en compartirla siempre y en estar bajo el amparo de esta asociación que presido y que une a otras muchas víctimas”.
La reunión mantenida entre el ‘Padre Coraje’, Ayllón y el ministro de Justicia ha destacado por “el trato amable, cordial y atento en todo momento con Francisco y con su dolor”. Del encuentro, tanto Holgado como su abogado, se llevan la tranquilidad de que “el ministro se ha comprometido a hacer todo lo que esté en su mano para impedir que el caso prescriba, siempre teniendo en cuenta que él no puede influir en la decisión de los jueces”, aclara Ayllón.
Y eso ya es más de lo que la familia de Juan Holgado ha recibido en mucho tiempo: “Holgado ya ha recibido parte de justicia, que es la justicia moral”, sentencia su abogado. Y es que “si al final el caso prescribiera, no quedaría ninguna otra vía legal para seguir adelante con el sumario. El sumario moriría y no habría nada más que hacer. En ese caso, a la familia de Juan, como a la de otras víctimas que nunca encuentran respuesta, solo les queda sobreponerse, aprender a vivir con ello y reconstruir sus vidas”, lamenta el abogado, a pesar de que “la verdad, aun con los asesinos en la calle, ya serviría de alivio”.
La prescripción del delito solo se vería interrumpida si aparece el autor o autores del asesinato: “Pedimos voluntad en todas las partes que conforman la cadena del sumario judicial. Esa voluntad es la que haría falta para que se volvieran a examinar las pruebas que existen con la tecnología actualizada que hay hoy día”, especifica Ayllón.
En esa contrarreloj que separa el presente del fatídico 22 de noviembre, cuando se cumplirán 20 años del asesinato de Juan y cuando prescribirá el caso, a su familia al menos le quedará el consuelo de que hicieron todo cuanto tenían en su mano. “No me daré por vencido. Los asesinos están en la calle”.
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