El PSOE concurrirá a las elecciones de diciembre con pleno de rostros nuevos al frente de las candidaturas provinciales al Congreso de los Diputados y con la sensación, reconocida aunque en voz baja entre los socialistas, de que Susana Díaz ha cerrado al milímetro la confección de cada una de las listas con las que intentará lucir victoria en su peculiar relación de fuerzas con Ferraz. La carga de años en las alforjas o la tormenta de imputaciones han dejado por el camino a una buena añada de la vieja guardia, hasta el punto de que el plantel de aspirantes que exprimirá de nuevo el granero de votos del sur rezuma más aire a maquinaria del partido que a tirón mediático.
El listado oficial, avalado durante la pasada semana por cada uno de los ocho comités provinciales del partido, recibió ayer el visto bueno de la Comisión Ejecutiva Regional del PSOE-A en la sede de San Vicente, con Susana Díaz al frente. Como consigna oficial, renovación absoluta y listas cremallera por mor de la paridad. “Relevo generacional y una media de edad de 50 años”, se encargaría más tarde de destacar Juan Cornejo, secretario de Organización del partido.
Y es que al anunciado adiós de Alfonso Guerra, decano en la madrileña Carrera de San Jerónimo, se han sumado en los últimos meses los descartes -impuestos por las circunstancias procesales- de históricos como Manuel Chave o Gaspar Zarrías. Pero de la nómina de primeros candidatos al Congreso se han esfumado también personajes con cartel como Trinidad Jiménez, que concurrió en 2011 por Málaga, y Rosa Aguilar, ahora consejera de Cultura y hace cuatro años candidata por la Córdoba que la catapultara desde su Alcaldía.
Desaparecen del mismo modo de esa primera línea de fuego María Consuelo Rumí (dos veces secretaria de Estado durante los gobiernos de Zapatero y diputada en la última legislatura por su Almería natal) y Concepción Gutiérrez, durante ocho años estricta consejera de Obras Públicas de la Junta y parlamentaria en su última etapa. Otros históricos como Petronila Guerrero también desaparecen de la política activa tras haber sumado un interminable currículum de cargos públicos -incluida la presidencia del PSOE- aunque en su caso el último sillón ocupado no fue en el Congreso, sino en el Senado. Otro destacado afín a Manuel Chaves, Jaime Javier Barrero, emprende también la retirada tras visitar la Cámara Baja -en la actualidad ostenta su Vicepresidencia segunda- desde aquella ahora lejana victoria de Felipe González en 1982.
La nueva generación
Quizás sin tanto tirón pero con el sello del PSOE-A tatuado, a los ocho nuevos cabezas de lista les toca intentar recomponer para su partido la victoria perdida en 2011. Aquella noche, la que certificó la mayoría absoluta de Rajoy, los socialistas sólo lograron amasar 25 escaños del Congreso en Andalucía, ocho menos que el rodillo del por entonces imparable PP. Susana Díaz sabe, porque maneja como nadie los tiempos, que un triunfo cuando se acerquen las Navidades le otorgaría otra relumbrante medalla en la solapa de cara a Ferraz.
El encargo lo tienen ya sus cabezas de cartel: Antonio Pradas (Sevilla), Salvador de la Encina (Cádiz), Miguel Á. Heredia (Málaga), Sonia Ferrer (Almería), José J. Díaz Trillo (Huelva), Elvira Ramón (Granada), Micaela Navarro (Jaén) y María J. Serrano (Córdoba). Las dos últimas, diputadas autonómicas, tendrían que dejar Sevilla por Madrid.
El PSOE ha madrugado y tiene ya cerrada la relación de candidatos con la que intentará hacerse con la mayor cosecha posible de los 60 escaños del Congreso que se juegan en Andalucía. Fuentes del PP señalaron ayer a este medio que en su caso aún no hay fechas. La dirección socialista analizó también ayer el relevo en la Secretaría de Ideas y Programas, cargo para el que ha propuesto a Elena Víboras. José Luis Sánchez, secretario del partido en Almería, también se postula como nuevo coordinador del Consejo Territorial.
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