El lehendakari, Patxi López, y el ministro de Fomento, José Blanco, visitaron ayer varios tramos de la construcción de la infraestructura ferroviaria, entre ellos el de unión entre Álava y Guipúzcoa. Blanco asumió el “compromiso de agilizar al máximo” estas obras y dar “un impulso adicional a la llegada de la alta velocidad a Euskadi”.
El ministro explicó que con su primera visita a esta infraestructura, cuyo coste de casi 4.200 millones de euros financia en su totalidad el Estado, quería mostrar el “firme compromiso” del Gobierno con la obra y dar las gracias y el apoyo a las empresas y a las personas que trabajan en ella, especialmente a la familia de Inaxio Uria, empresario asesinado por ETA cuya firma construye parte del TAV.
Destacó que este proyecto es “fruto del diálogo y el consenso” entre las dos administraciones y insistió en que Fomento va a dar un “importante impulso” a las obras que está ejecutando, el ramal entre Vitoria y Bilbao. Anunció que el próximo día 29 el Gobierno va a adjudicar el tramo entre Amorebieta y Lemoa, con lo que estarán en obras trece de los dieciocho tramos entre las capitales vizcaína y alavesa, el sesenta por ciento del total.
El ministro, que ha adelantado su previsión de que a finales de este año estén en obras o licitados quince del total de los tramos del trazado se referió a la seguridad de las obras y ha reiterado que los gobiernos trabajarán para que las obras se realicen “en las máximas condiciones de seguridad para los trabajadores y las empresas”.
Blanco reveló que acordó con el lehendakari “revisar los mecanismos” para “reforzar aún más si cabe la seguridad” y también para “evitar o minimizar los retrasos por la falta de colaboración de algunos ayuntamientos”, en referencia a los gobernados por ANV.
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