Barbate demostró una vez más que es un pueblo ávido de cultura y eventos. Se pudo ver y sentir con la celebración del primer Festival del Estrecho, que tuvo lugar entre los días 8 y 12 de julio. Más de mil personas acudieron a ver las obras de teatro que tuvieron lugar en el escenario de la Lonja Vieja, y otras miles fueron testigo de los conciertos y espectáculos de danza que se dieron cita en el escenario de la ‘Playa Chica’, en la zona del Rajamanata.
Organizado por la Delegación de Cultura e Ixoterraza, nunca antes en Barbate la oferta cultural en teatro, exposiciones, música, danza y talleres abarcaba un abanico de posibilidades tan grande dentro de un festival.
Inauguración
El primer Festival del Estrecho abría sus puertas el día ocho de julio con la inauguración de la exposición de las originales esculturas hechas de neumáticos de Manolo Pérez y la exposición de fotografía fronteriza que nos mostró la asociación ‘Fotoclub Barbate’. A las diez de la noche se inauguraba el escenario del río con el estreno de la ‘Tragicomedia de Don Cristobal y la Señá Rosita’ de Lorca, interpretada magistralmente por el grupo de niños de la Escuela Municipal de Teatro.
El jueves llegaba el “Rey León” de la Escuela de teatro musical, con un gran éxito de público. El viernes el festival se dividía en dos. En la Lonja Vieja, los marineros de ‘La Aurora’ llegaban y se iban en barco desde el escenario, y Marta Torres rompía su alma al teatro, la voz de Estela Amaya embrujaba a la Chanca y el público rompía a llorar con los últimos versos de ‘La Aurora de Barbate’. Mientras, en el escenario ‘Playa Chica’, los niños de Dani, director de la escuela ‘Dance Paradise’ y las pupilas de la maestra de Zumba, Gemma Rivera, inauguraban el escenario playero, dando paso al festival en el Paseo Marítimo. A continuación, el rapero local ‘IsaiAs’ removía las vísceras del público con sus letras más auténticas y directas. La noche daba paso al embrujo africano de ‘Yaramá’, con sonidos que transportaban al auditorio a tierras vecinas, y cerraba la noche, con la música siempre fresca de “Borja V”.
El sábado, en el escenario de la Lonja vieja, el humor de Francis Lucas, con su ‘Lastimero cantar del caballero sin fortuna’, hizo que las risas desbordaran al público asistente. Francis Lucas también impartió un taller de clown durante esos días dentro de la Lonja. A continuación del humorista, el misterio de las sombras de ‘Chipotle teatro’ convirtió el muelle viejo en la atmósfera misteriosa de un teatro oriental. Para finalizar se representó tres piezas de ‘Microteatro’ que volvieron a sorprender a los espectadores, y se cerraba así el escenario Lonja Vieja hasta el año que viene. Sobre el escenario de la ‘Playa chica’, los ritmos latinos de ‘Isra’ animaban la playa, las chicas de Vladi Sevilla con su ‘Estilo Urbano’ encendían el ambiente con la calidad de sus coreografía. A medianoche, Nono García y Pablo Hernández deleitaban a los dos continentes con las melodías fusionadas desde la virtuosa guitarra del barbateño, y el divino saxo del pacense. La noche concluyó con el flamenquito fresco de ‘Alé Canalla’ y la música de ‘Cpequeño’.
El domingo se clausuraba el festival con la magia, sensibilidad y belleza de la ‘Danza tuareg’ de Saida Ben, mientras sus manos se movían por el aire y acariciaban la costa marroquí, el sentir y objetivo del Festival se hizo latente, uniendo a ambas culturas a través de las artes.
Finalizaba esta primera edición con la espectacularidad de la danza en la calle, donde Miguel Ángel Punzano y Libertad Pozo, demostraron, no sólo ser grandes profesores (con las muestra de la pieza por los alumnos del taller de danza contemporánea que ambos habían impartido en la Lonja Vieja), sino con su espectáculo ‘Horizontes’ que puso el broche de oro a este primer festival del Estrecho, junto a los barbateños ‘Planeta Vinilo’.
El balance de la corporación es muy positivo, notando entre la población una asiduidad cada vez más acentuada en los eventos culturales. Desde la Concejalía de Cultura se sigue trabajando para crear un modelo de gestión cultural, donde con el esfuerzo de todos los que forman parte de la sociedad y de la cultura, se puedan hacer grandes cosas, y que los costes sean muy bajos pero sin perder nunca la calidad”.
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