En la mañana de hoy, las familias propietarias de la finca “Villa San Juan” de la calle Jardines en las que se ubicaban dos dragos, el que ahora vive en el parque Reina Sofía y el situado en la rotonda del nuevo hospital, han entregado al alcalde de la ciudad, Juan Franco, la documentación que acredita la donación de estos dos ejemplares al ayuntamiento y al pueblo de La Línea.
La entrega de la documentación ha ido seguida de una visita al drago del parque que, en palabras de Ignacio Arana, uno de los propietarios, “ha protagonizado el mayor transplante mundial de esta especie con un peso de 67 toneladas. Un trabajo muy costoso, superior a los 72.000 euros, pero del que nos sentimos muy orgullosos porque ha contado con la supervisión de cinco biólogos y se ha llevado a cabo con todas las garantías de éxito. Se trata, además, de un ejemplar del que han salido la práctica totalidad de dragos mas jóvenes que aun existen en La Línea y Campamento, como el ahora situado en la rotonda del nuevo hospital, hijo de este, que pesa 5.500 kilos. Este árbol es una joya y para mi que soy del País Vasco es el Guernica de la Línea”.
Por su parte, Diego Amado, otro de los propietarios, ha resaltado que su voluntad siempre fue la de preservar la vida de estos árboles: “hubiera sido muy fácil y barato acabar con ellos, por ejemplo, aplicándoles herbicida, pero eso nunca estuvo en nuestro ánimo. Ni nos lo planteamos. Para nosotros era fundamental preservar la supervivencia de los dragos, y de este en particular, para que, como especie milenaria que es, viva cientos de años mas. El ejemplar está en perfecto estado y ha sido supervisado por la empresa que se encargó de su trasplante, Doctor Árbol, que ha estado visitándolo cada 15 días para garantizar su buena salud”.
Por su parte, el alcalde, Juan Franco, ha subrayado la importancia de que La Línea cuente con esta joya botánica en un lugar tan emblemático como el parque Reina Sofía: “Reconozco la gran labor logística y económica que han soportado las familias propietarias del inmueble, porque han tenido una firme voluntad de que se conservase y como ayuntamiento no podíamos por menos que colaborar en la preservación de este ejemplar. Este drago se ha convertido en algo muy nuestro y creo que puede llegar a ser un atractivo turístico, dado el porte que tiene y su antigüedad paralela a la de la propia ciudad. Merece que lo cuidemos y dejemos este legado a generaciones futuras”.
Igualmente, el alcalde ha querido: “agradecer públicamente el trabajo de estas familias a las que me gustaría que todo el pueblo reconociera, no solo por su voluntad de hacer bien las cosas, sino por hacerlas de verdad, que es lo que cuenta. Además, vamos a buscar fórmulas para intentar compensarles por el gran desembolso económico realizado, teniendo en cuenta que ahora tendrán que abonar licencias de obras e impuestos de bienes inmuebles, de construcciones, etc.”
Por otra parte, Franco asegura no entender algunas críticas suscitadas a raíz de la instalación de una valla perimetral alrededor del drago: “se ha colocado para defenderlo de posibles daños en fechas como la de la cabalgata y el Domingo Rociero, cuando tantas personas transitan por este enclave”
Miguel Ángel Lozano, de Construcciones Paniagua ha recordado que dentro del proyecto, una parte fundamental era conservar los dragos: “y por fin, después de dos años es un sueño hecho realidad, gracias a los propietarios y al ayuntamiento por sus facilidades”. En el mismo sentido, Arana ha querido agradecer a los empleados públicos del Ayuntamiento: “su total implicación y colaboración absolutas con nosotros, desde los ingenieros a los jardineros, a todos, muchas gracias.”
La Línea es ya, por tanto, propietaria de dos dragos que crecieron como testigos del amor de un naviero americano por una calabresa residente en Gibraltar, a la que en 1829 le regaló una enorme finca de 10.000 metros cuadrados en la que nacieron estos dos ejemplares. Una hermosa historia con final feliz.
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