Aún queda un mes largo para que comience la campaña de la vendimia y, tras semanas enganchando olas de calor, en el sector mantienen la calma y confían en que las altas temperaturas no hagan mella en el producto final sobre todo por la ausencia del levante. Hasta la semana del 20 de agosto, que es la fecha que se baraja para que se inicien las labores de recolección, puede pasar de todo, pero desde Asevi-Asaja esperan que la climatología como mucho reduzca levemente las cifras del pasado año, que se movieron en torno a los 67 millones de kilos de uva, sin que la merma en la cosecha por el calor no pase más de ahí.
Salvo que en cinco semanas haya cambios, en principio todo apunta a que la uva vendrá “con calidad” y estará “sana” al haber llovido bastante a lo largo del año, de ahí que las previsiones que se barajen sean similares a las del pasado año.
En cualquier caso, las consecuencias de las olas de calor siempre las van a acusar más las viñas del interior que las de la costa. “En mes y medio pueden ocurrir muchas cosas, pero por lo menos no está haciendo demasiado levante, que es lo que hace más daño, está refrescando, y el poniente aunque no la engorda mantiene la uva”, señala Francisco Guerrero, de Asevi-Asaja.Salvando el caso de bodegas como Barbadillo, donde la vendimia es más temprana por las variedades blancas, prevé que la actividad esté al cien por cien en los lagares a finales de la última semana de agosto. En 2014, la producción total de uva alcanzó66,8 millones de kilos de uva, una cantidad inferior en un 18,5 por ciento a la cosecha récord de 2013, pero que superó ampliamente las expectativas que manejaba el sector a comienzos del verano.
Ahora, los viñistas están en una tesitura algo más complicada debido al calor, ya que el mes de julio del año pasado se caracterizó por temperaturas mucho más bajas. Toca esperar y ver cómo transcurren las próximas semanas.
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