Pienso, luego estorbo

Ya están aquí

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YYa están aquí! Quítate tú que me pongo yo. La nueva minoría dominante sustituirá a la antigua y todo seguirá como hasta ahora, quizá un poco peor si los recién llegados son unos iluminados. En fin, todo sea por las investiduras, pero los nuevos protagonistas están mostrando una falta de tino y de ideas claras sobre lo que hay que hacer.


Tenemos, por un lado, a Podemos y, por otro, a Ciudadanos. Los primeros han engullido en su práctica totalidad a lo que fue IU –el PCE, ¡El Partido Comunista de España!– y se disponen a dar cuenta del PSOE, aunque éste a lo mejor se le indigesta. Aunque muy debilitados, aún conservan la altanería de siempre, sobre todo en regiones como Andalucía, con Susana ya en el poder. No es una locura pensar que una alianza entre ambos termine liquidando a Podemos en solo unos años por asimilación. El del PSOE es el abrazo del oso, parece mentira que Iglesias no lo esté viendo venir y se quiera encamar tan alegremente con estos tipos incombustibles desde el siglo XIX.


Ciudadanos no lo tiene tan fácil, aunque parece ser que “le da igual, Juana que su Hermana”. Andalucía x Madrid. El PP está mal, cierto. Algunos, desde fuera de la formación lo anunciamos, cuando todavía existía margen de maniobra. Pero no hay peor sordo que el que no quiere oír. Incluso ahora se podría intentar hacer algo urgente, de última hora. Si se convocara un Congreso extraordinario en septiembre abierto a toda la militancia con primarias por sufragio universal y secreto para elegir una nueva dirección y un nuevo liderazgo, cabe la posibilidad de que surgiera una figura legitimada por las bases con carisma, capacidad de arrastre y equipada con ideas liberal-conservadoras que devolviera la confianza a los millones de votantes perdidos en estos últimos comicios. El centro-derecha tiene que ser consciente de cuál es su papel en este frente. Quizás los actuales dirigentes ya no son capaces de verlo, pero en la calle se percibe el paisaje con mucha más claridad. Es la calle, pues, la que debe actuar. Es la base del partido la que debe protagonizar un movimiento de reconquista de sus propias siglas. Si no, el PP simplemente estallará. No es un problema de personas: se trata de política, esa cosa que se parece tan poco a los juegos florales y los acertijos que estamos padeciendo en estas extrañas vísperas de nada.

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