Cáritas Diocesana en Córdoba atendió el pasado año 2014, a través de sus 167 Cáritas Parroquiales, a cerca de 120.000 personas en toda la provincia, lo que supone un 30% menos (casi 70.000 personas) que en 2013, aunque ello no indica necesariamente una disminución de los niveles de pobreza y exclusión social, ya que se da la circunstancia de que "las Cáritas Parroquiales han llegado al límite de sus recursos".
Así lo ha destacado este lunes en rueda de prensa el secretario general de Cáritas Diocesana en Córdoba, Salvador Ruiz, quien ha precisado que el menor número de personas atendidas por los 1.700 voluntarios de las Cáritas Parroquiales es la consecuencia de dos factores relacionados entre sí, un descenso en el número de personas que ha acudido a las Cáritas Parroquiales, pero teniendo en cuenta que éstas, además, no cuentan con medios suficientes para dar respuesta a un mayor número de personas necesitadas.
De hecho, según ha subrayado Ruiz, junto a la directora de Cáritas Diocesana, María Dolores Vallecillo, y el delegado diocesano, Manuel María Hinojosa, "el informe Faessa dice que no hay menos pobreza", por el contrario, "nuestra época está marcada por las desigualdades sociales, la pobreza, el hambre, y la pérdida de derechos fundamentales", de tal forma que "la exclusión de las personas y las familias más pobres crece de forma escandalosa", y la consecuencia es que "los ricos son más ricos y los pobres son más pobres, más numerosos y con menos derechos".
Es más, la recuperación económica, según ha señalado Ruiz, se observa "en términos macroeconómicos", pero lo cierto "es que las personas que cayeron en situación de exclusión en los primeros años de la crisis, todavía no han podido salir de ella, y faltan aún muchos años para que puedan salir de su situación de pobreza y de exclusión", sobre todo porque "el empleo crece de manera muy lenta, cuando en su día la destrucción de empleo fue muy rápida", lo que hace que "hoy muchas personas estén hoy sin ningún tipo de ayuda social", lo que "las arroja a este escenario de la exclusión, quizás por muchos años".
PIDEN PARA COMER
La prueba son esas 30.000 familias (120.000 personas) que fueron atendidas por las Cáritas Parroquiales el año pasado, destacando que el 65% de las ayudas se destinaron a paliar falta de alimentos, mientras que el 24% de las prestaciones fueron dedicadas a ayudas para la vivienda (pago de alquileres, hipotecas y suministros), aunque también hay que destacar que cerca de un 7% de las atenciones fueron ayudas a gastos de farmacia.
El perfil mayoritario de las personas que acudieron a las Caritas Parroquiales se corresponde con mujeres (64%), mientras que se confirma un aumento de personas desempleadas que piden ayuda ante el agotamiento de las prestaciones sociales, con un aumento importante de parados de
larga duración, situación que es especialmente crítica en los márgenes del desempleo juvenil o en los sectores de 55 o más años.
SERVICIOS GENERALES
Junto al balance de las Cáritas Parroquiales, Ruiz también ha presentado este lunes los datos de lo que ha supuesto durante 2014 la actuación de los Servicios Generales de Caritas Diocesana, a través de sus proyectos de atención a personas en situación de vulnerabilidad social, empleo y atención a personas sin hogar, de los que se beneficiaron un total de 4.248 personas (más de 6.000 intervenciones), lo que supuso una inversión total de 4.187.612 euros.
Entre estas acciones, cabe destacar el esfuerzo en los programas de empleo, gracias a los cuales, además de las tareas de acompañamiento, orientación e intermediación laboral, se pudo contratar a un total de 131 personas en exclusión, con una inversión total de 1.436.420 euros.
De la misma forma, los recursos del programa de atención a personas sin hogar realizaron 1.568 acogidas en el año 2014, desde los diferentes servicios ofrecidos por Caritas Diocesana: la Casa de Acogida Madre del Redentor (700 personas acogidas), el Hogar Residencia de San Pablo (40 personas mayores acogidas), el dispositivo nocturno de atención a personas sin hogar y el ala de baja exigencia, el programa de atención a personas reclusas, y el programa de acogida a jóvenes inmigrantes.
Además, Caritas continuó durante el pasado año su atención preferente a las personas más desfavorecidas también a través de sus programas de atención a enfermos de VIH, mujeres en riesgo de exclusión, personas con discapacidad y personas mayores, mujeres en riesgo de exclusión, enfermos trasplantados o ayuda a la alimentación a través del economato social.
Éste último atendió a 2.508 personas el pasado año, lo que supuso una inversión económica de 542.657 euros, a lo que hay que sumar que 2.295 personas fueron ayudadas a través del servicio de acogida y atención primaria de los Servicios Generales de Caritas Diocesana, con un total de 233.333 euros.
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