En un comunicado, la Benemérita informó de que todo comenzó cuando una persona de nacionalidad senegalesa interpuso una denuncia en un juzgado sevillano en la que relataba que creía que le estaban estafando, ya que una empresa crediticia le reclamaba una deuda de 11.000 euros por la compra de un coche que él no había realizado.
Así, el equipo del Área de Investigación de la Guardia Civil de San Juan de Aznalfarache se hizo cargo de las investigaciones. Los guardias civiles, tras diversas pesquisas, llegaron a averiguar que había varias personas implicadas en la supuesta estafa y que estaban perfectamente organizadas para materializarla.
Una de estas personas, F.A.Z., de nacionalidad española, trabajaba en un concesionario de vehículos de segunda mano y el otro, A.D., era el encargado de captar posibles clientes, a ser posible de nacionalidad distinta a la española y preferentemente africana.
Los supuestos estafadores falsificaban los datos de la documentación bancaria requerida al comprar los vehículos, mientras que el hecho de trabajar uno de ellos en el concesionario facilitaba la aprobación del crédito. Una vez aprobado, el dinero concedido a crédito se lo repartían entre los supuestos estafadores.
El Instituto Armado continuó sus investigaciones y llegó a saber que los coches adquiridos de este modo fraudulento eran enviados a Senegal, donde se les pierde el rastro. De esta manera, llegaron a realizar dos estafas por la supuesta compra de dos vehículos.
Una vez recabadas las pruebas pertinentes, los agentes del Área de investigación de San Juan de Aznalfarache localizaron y detuvieron a F.A.Z. y A.D.. Posteriormente, fue detenida la persona que interpuso la denuncia, I.D., al comprobarse que tenía conocimiento de los hechos y obtuvo beneficio.
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