La ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, inauguró ayer las obras de la segunda fase de la modernización de los regadíos de la Comunidad de Usuarios del Campo de Níjar, en un acto en el que estuvo acompañada por su homóloga en Andalucía, Clara Aguilera, y por el que fuera su predecesor en el cargo y actual consejero de Innovación, Martín Soler.
Estas obras declaradas de interés general del Estado, que han supuesto en las dos fases ejecutadas una inversión de 52,5 millones de euros, han permitido modernizar los sistemas de riego en 9.000 hectáreas, actuación que permitirá un ahorro del 30 por ciento del consumo de agua de la que se han beneficiado 1.800 regantes.
La actuación, que ha supuesto la creación de 18.000 empleos directos, a los que se suman 3.500 indirectos, y que ha dotado a los regantes de siete balsas de regulación con una capacidad inicial de 800.000 metros cúbicos, ha sido puesta por las responsables de sendas administraciones como ejemplo a seguir en España.
"Es un ejemplo de las cosas que se pueden hacer en Andalucía, donde queremos seguir trabajando las dos administraciones conjuntamente en la modernización de regadíos", dijo Espinosa en unas palabras que han tenido su réplica en Aguilera, quien trasladó su disposición a continuar "este trabajo en muchos otros proyectos con órdenes que próximamente van a salir para apostar por la modernización de regadíos".
16,5 millones para nuevas instalaciones
Sobre el proyecto desarrollado en Níjar, que contará con una tercera fase que se encuentra en estudio y que destinará 16,5 millones a la incorporación de nuevos solicitantes mediante la instalación hasta sus fincas de una red de distribución, Espinosa destacó su "importancia" por tratarse de una infraestructura "en función y para un desarrollo sostenible".
Aplaudió la conjugación en este proyecto de tres aspectos esenciales, como son el social, el económico y el medioambiental, sobre el que ha destacado el ahorro de agua y la reducción del consumo energético que logra esta actuación, con la que también se dejan de generar pérdidas de hasta un treinta por ciento en el pago de agua que no utilizaban ni los regantes ni otros sectores.
En cuanto al aspecto social, celebró que las obras que ejecuta el MARM a través de la Sociedad Estatal de Infraestructuras Agrarias del Sur y Este hayan servido para consolidar unas producciones que se estaban perdiendo por la salinidad de las aguas empleadas para el riego en esta zona, de manera que "muchas familias" podrán seguir viviendo de la actividad agraria.
Gracias a esta modernización de los regadíos, los productores de esta zona del levante almeriense, en la que la actividad comenzaba a peligrar al haberse agotado el acuífero, contarán con dos fuentes para el suministro, que será inferior en un tercio al de cualquier otra red española, lo que permite un uso más racional del agua.
Además de emplearse menos agua, las dosis de agroquímicos también se rebajan con estas obras, con lo que se consigue una importante reducción de la contaminación difusa, que quedará también paliada gracias a la menor sobreexplotación de los acuíferos de la zona, en la que la producción anual del sector agrícola, del que depende el 90 por ciento de la población del lugar, supera los 300 millones de euros.
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