Si tuviera que hacer un símil de lo que ha supuesto pasar de la política municipal a la regional, ¿cuál sería?
—En lo deportivo, hemos pasado de jugar en tercera división a la Europa League o la Champions League, puesto que la Cámara del parlamento es realmente donde se legisla y donde se acuerdan muchas de las leyes y programas que afectan a casi 9 millones de personas. Un ayuntamiento como el de Sanlúcar, de casi 70 mil personas, aunque es mucho, la verdad es que la comparación es casi inexistente.
En la Champions también cambian las reglas del juego, ¿gana siempre el más fuerte?
—Con el nuevo panorama político que se ha diseñado, espero que no. Incluso en la constitución de la mesa de la Cámara, en los debates, había algo que yo creía que no estaba en el ambiente y era un argumento que todo el mundo tenía que sopesar mucho y es que, el equipo ganador no tiene mayoría en la mesa, por lo que estará obligado a negociar y hablar le guste o no le guste. Me siento en ese sentido muy tranquilo porque estoy convencido de que, a partir de ahora, las decisiones no van a ser de uno solo. Eso me gusta.
¿Qué le pareció la bronca entre Pizarro y Rojas en la constitución de la mesa?
—Totalmente fuera de lugar. No es el marco para eso. Los andaluces esperaban en ese escenario un cambio de todos nosotros, incluso en las formas, y creo que por ninguna de las dos partes se actuó de la forma adecuada. Es una prueba evidente de que el diálogo ha fallado en esa composición de la mesa y así lo manifesté. Si hubiera habido más diálogo, probablemente se hubiera llegado a un acuerdo, pero las posturas estaban muy claras, y salvo las jugadas de última hora que parecía que podían aparecer, ha quedado en nada. Nosotros hemos mantenido una posición muy coherente en este sentido, al no presentar candidato, respetando que la lista más votada ocupara la presidencia, presentando candidato a la secretaría y no a la vicepresidencia que es lo que creemos que han elegido los ciudadanos. Me ha sorprendido cómo han actuado el resto de grupos porque creo que todos hemos hecho lo que debíamos salvo los que se enfrascaron en esta disputa totalmente fuera de lugar.
Apunta falta de diálogo pero, ¿ha sonado mucho su teléfono estos días?
—Ha sonado en alguna ocasión. Le confieso que me produjo una gran satisfacción personal el hecho de que el candidato del PP me llamara para felicitarme y pudiéramos hablar unos momentos, aunque no hablamos de otras cuestiones, pero sí fue una sorpresa agradable. Algunas llamadas sí que he tenido pero evidentemente yo he estado al margen de cualquier negociación, desviándolas hacia las personas que el partido designó para estos posibles acuerdos y planteamientos que se nos han hecho por parte de algunas formaciones. No ha habido reuniones físicas, por eso digo que ha faltado voluntad y ganas de llegar a un acuerdo sobre la mesa.
¿El PSOE se ha puesto en contacto con usted para ofrecerle entrar en el gobierno?
—Yo solamente he mantenido una reunión con la presidenta de la Junta de Andalucía, con Susana Díaz, y le manifesté, antes de que pudiera haber ningún tipo de malinterpretación, que Ciudadanos no iba a entrar en el Gobierno. Eso ha quedado bastante claro. La presidenta en funciones también me manifestó su intención de gobernar en solitario. Lo que si hemos hablado es de acuerdos puntuales para intentar sacar adelante temas importantes que afecten a la creación de empleo principalmente.
¿Usted está convencido de que en los cuatro años de legislatura no va a ocupar ninguna consejería?
—No, no, seguro que no. Ciudadanos no va a estar en el gobierno en esta legislatura. No vamos a estar en un Gobierno que no presidamos como ya anunciamos en la campaña. Es un compromiso que tenemos con las 370.000 personas que han depositado en nosotros. Es un mandato que vamos a cumplir porque creemos que se puede hacer mucho desde la oposición. Creo que será una legislatura apasionante, donde vamos a tener que poner todos nuestros conocimientos y capacidades para sacar temas adelante. Eso no significa que las cosas se vayan a retrasar, sino que se van a tener que dialogar y consensuar, con lo cual la democracia va a ganar.
¿Le ha ofrecido el PP hacer una pinza con el resto de partidos para que no gobierne el PSOE?
—No, para nada. Creo que hemos dado unos mensajes tan claros en la campaña que a los partidos que están en la Cámara representados no les ha quedado ninguna duda. He hablado también con Maíllo, que fue el primero en llamarme para felicitarme. A Teresa Rodríguez la saludé en el Parlamento el jueves por primera vez, porque me acerqué a saludarla. Y esos son los contactos. No ha habido nada más salvo las reuniones donde han estado los compañeros de la comisión.
Ciudadanos pone por delante afianzar su estructura en Andalucía a la experiencia política que le depararía entrar en el gobierno. ¿Pesa en esta decisión el hecho de que los partidos que han pactado anteriormente en el Gobierno de la Junta han salido mal parados?
—En cierta manera son cosas que hay que tener en cuenta y más para montar estrategias de partido porque los ciudadanos asocian la marcan más endeble en cuanto al número de representantes y son absorbidos por la mayoritaria. A Ciudadanos no asusta el formar parte de un Gobierno, ni en un Ayuntamiento, ni en una comunidad autónoma ni en el Gobierno de la Nación. El problema viene cuando no hay coincidencia en los planteamientos, en los programas y en las medidas que queremos llevar a cabo. Nosotros estamos poniendo encima de la mesa, aunque se nos critique por ello algunas veces, mucha carne en el asador, muchos titulares señalando el camino que nosotros planteamos. Hasta ahora no he escuchado propuestas ni nadie que entre a debatir ni a proponer otras. Si Susana Díaz si es investida finalmente presidenta, pone en marcha un plan de incentivos para la creación de empresas y para los trabajadores autónomos y cooperativas agrarias, sí vamos a debatir sobre eso y probablemente lleguemos a acuerdos. Los ciudadanos están esperando que los políticos nos pongamos a trabajar en la dirección correcta y no solamente defendiendo los intereses de los partidos.
A cambio de que se llevaran a cabo algunas de sus propuestas electorales, ¿estarían dispuestos a ofrecer apoyos puntuales al PSOE?
—Sí, sí, por supuesto. No tenemos ningún problema. Si el PSOE asume planteamientos que llevamos en nuestro programa, estaremos dispuestos a apoyar puntualmente otras cuestiones.
¿No teme que les pase factura a nivel electoral en las generales?
—Si pasa factura lo tendremos que asumir. Lo que no podemos es no tomar decisiones por el hecho de que tenga un coste político. Si esperamos que la decisión que yo tome, vaya a ser apoyada por todo el mundo, entonces son tomaríamos ninguna decisión. Cuando nosotros planteamos, por ejemplo, el tema de la liberalización de los espacios farmacéuticos, para que los miles de estudiantes que han cursado Farmacia puedan trabajar, asumimos un riesgo, pero también hablamos con quienes dicen que no, porque igual el planteamiento es negociable. Si no llegamos a un consenso, habrá que tomar una decisión. ¿A quién no le va a gustar? A quien por sus intereses personales no esté de acuerdo, pero hay que asumirlo.
Durante esta entrevista me está hablando casi con seguridad de que será el PSOE quien gobierne en minoría, pero tras los movimientos que ha habido para la constitución de la mesa, ¿ve posible una alianza que impida que la lista más votada sea la que gobierne?
—Tengo mis dudas sobre la investidura. Después de la constitución de la mesa y lo que puede traer consigo si el PP presenta finalmente ese recurso de inconstitucionalidad anunciado por Carlos Rojas, los movimientos que yo he podido apreciar, que han generado cierta incertidumbre, no observo que haya habido ningún acuerdo. No creo que haya un pacto que vaya a hacer que esta legislatura el PSOE vaya a gobernar con el apoyo de alguien en concreto. Lo veo complicado.
¿Que no gobierne el PSOE?
—Si no gobierna el PSOE desde luego Ciudadanos tiene claro que no va a apoyar otra lista. Ciudadanos tiene clarísimo que tiene que formar gobierno la lista más votada.
¿Cree que Susana Díaz podrá sacar adelante una legislatura completa gobernando en solitario?
—Pienso que sí, creo que si es posible. En Asturias se está haciendo. Lo único que hace falta es darse cuenta de que el escenario ha cambiado y de que tenemos que bajar un poco a la arena y de que las condiciones a la hora de trabajar son diferentes. Que hay que tener en cuenta las opiniones de los demás y que aunque yo tenga un programa, si soy el presidente o la presidenta de todos los andaluces, tengo que aplicar también medidas de otros programas si quiero consensuar. Creo que puede hacerlo. Lo que me sigue preocupando todavía a estas alturas, porque es el siguiente paso, es la posibilidad de que no pueda conseguir los apoyos para ser investida presidenta.
Existe la posibilidad de una segunda vuelta, Ciudadanos ha manifestado que votará en contra…
—Así lo hemos manifestado porque no hemos visto ningún cambio ni ningún gesto hacia los planteamientos que hemos hecho en las reuniones, por lo que a día de hoy no vemos ninguna alternativa.
Si nos fuéramos a una nueva convocatoria de elecciones, ¿cree que sería perjudicial para todos los partidos electoralmente?
—Perjudicaría a Andalucía por encima de todo porque sería retrasar algunas cuestiones aunque la Junta no está paralizada y sigue funcionando, con sus presupuestos aprobados. Pero si hay cuestiones que no se pueden plantear porque lo procedimientos son los que son, incluso de cara a los próximos presupuestos. Afectaría a la estabilidad de muchas empresas que están decididas a poner en marcha proyectos que, ante la incertidumbre de la estabilidad de un gobierno autonómico y la inseguridad jurídica que pueda provocarle, esperando una serie de reacciones de los que muchos ya hemos hablado, la agilización de trámites burocráticos, la eliminación de trabas administrativas, los incentivos… eso perjudicaría sensiblemente a la creación de empleo y eso es algo que debemos de intentar solucionarlo. Pero claro, ¿a qué coste? Y no me refiero a coste políticos sino ¿a seguir haciendo lo mismo? Eso es lo que yo creo que el PSOE tiene que ser capaz de entender. Si entiende eso, podrá llegar a acuerdos con el PP, con podemos o con Ciudadanos. Si no lo hace, me preocupa y veo muy complicado que la señora Susana Díaz pueda conseguir el respaldo del erario para ser investida presidenta.
¿Cree que tiene que haber un cambio de actitud en Susana Díaz?
—Pienso que sí. En Susana Díaz y en el PSOE. Si no es así, una de dos, o ya lo tienen hablado con alguien, con nosotros no, y están muy tranquilos. O, a partir de que termine la primera sesión de investidura y se convoque la segunda, va a tener que llevar un cambio tremendo, radical, en su forma de negociar.
Viendo cómo se están desarrollando los acontecimientos, ¿se arrepiente de haber dado el salto al Parlamento?
—Le aseguro que no. Al principio tenía mis dudas, al pasar de un plano como es el municipalismo, que a mí me apasiona y me sentía muy cómodo, a un ámbito tan complejo como es el arco parlamentario, al principio si da una sensación de inquietud. Ahora que estoy dentro y empezando a conocer y a ver, me doy cuenta de que éramos muy necesarios. Ciudadanos y otras formaciones políticas tenemos como uno de los objetivos fundamentales, dar un cambio, un aire fresco a la Administración, darle una ejemplaridad en nuestro comportamiento y en la manera de plantear nuestras propuestas. Y tengo la sensación de que eso es lo que la gran mayoría de los andaluces, incluso los que trabajan dentro de la administración, estaban esperando. Va a ser muy positivo, muy difícil porque los cambios siempre son complicados, pero va ser apasionante y nos queda por delante – si finalmente Susana Díaz es investida presidenta - una legislatura donde Andalucía va a empezar a girar hacia otro lado, que esperemos que sea el del sentido común.
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