La salida a la calle de la Hermandad de la Redención, al filo de las cinco y media de la tarde, ha supuesto el inicio de una larga sesión cofradiera que no culminará ya hasta que mañana viernes se recoja la Esperanza de la Yedra, sobre las diez y media.
En ese intervalo de tiempo son hasta diez las cofradías que deben hacer estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral.
La Hermandad de la Redención, que procesiona desde el Santuario de María Auxiliadora, fue la encargada de abrir un Jueves Santo que a ratos recibió la molesta visita del viento.
Las puertas de la iglesia de San Juan de los Caballeros se abrieron poco antes de las seis y media de la tarde para dar salida a la Hermandad de la Vera Cruz, que presentaba el que posiblemente fuera el estreno más destacado de toda la Semana Santa, ya que tanto las caídas como el techo de palio de la Virgen de las Lágrimas salieron a la calle completamente bordadas.
El trabajo ha sido realizado por el taller de José Ramón Paleteiro en estos últimos cinco años.
Por el contrario, el de ayer fue el último día que procesionaron las túnicas verdinegras del cortejo de palio, ya que la cofradía decidió meses atrás unificar el hábito de sus nazarenos, que en 2016 vestirán túnica de cola y antifaz de color negro, tal y como viene haciendo habitualmente el cortejo que precede al Cristo de la Esperanza.
Sobre las siete y media empezaron sus respectivos recorridos procesionales La Lanzada, El Huerto y El Mayor Dolor. La dolorosa de la parroquia de San Dionisio, que fue la encargada de cerrar la noche del Jueves Santo en la Carrera Oficial, no lució en esta ocasión el manto bordado de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, que está siendo restaurado.
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