Decir que vivimos en una época de culto al cuerpo es una obviedad. Los gimnasios tienen cada día más socios, la comida sana gana adeptos día sí, día también, y las consultas estéticas se llenan cada día de pacientes. Sin embargo, como todo, la clave está en el equilibrio, en la justa medida, en el uso pero no el abuso.
La doctora Alicia Sánchez lleva ocho años viniendo dos días en semana a una clínica en Huelva y la friolera de 24 años dedicada a la medicina estética. De hecho, comenzó cuando aún no se sabía bien de qué iba aquello e incluso no estaba demasiado bien vista. Las cosas han cambiado mucho desde entonces.
En una sola frase expresa el sentir de su especialidad: “Esto es una medicina de satisfacción, de lujo también, pero es medicina”. Es decir, ética y estética van de la mano. De ahí que sea tan importante ponerse en manos de buenos profesionales, porque es medicina al fin y al cabo. Y aunque en España no existe la especialidad como tal, Sánchez explica que “lo que buscamos es una acreditación, estar al menos avalados por una universidad o un colegio de médicos, para que se avale nuestra preparación”.
Por ello, ella está colegiada en el Colegio de Médicos de Sevilla, está inscrita en una asociación dentro del colegio, es miembro de la Sociedad Española de Medicina Estética, tiene máster en medicina estética, etc. Todo ello, para avalar su profesionalidad, y más aún en un terreno en el que afloran las clínicas ‘low cost’ y hay cada vez más profesionales, entre otras cosas porque “también hay muchísima demanda”.
Lo más demandado
Sánchez ha acudido recientemente al 30º Congreso de la Sociedad Española de Medicina Estética, celebrado en Málaga. Uno de los temas que se abordó es que los andaluces son los españoles que más retoques estéticos faciales se realizan, y Huelva sigue la misma tendencia.
Así, en una entrevista concedida a Viva Huelva, explica que a la mujer onubense “lo que más le suele preocupar es la cara”, en concreto “el surco nasolabial, el rictus, las líneas y las arrugas del entrecejo”. En cuanto al cuerpo, la celulitis y la flacidez. Además, “si hablamos de cirugía, en Huelva se demanda la operación de aumento de mamas por encima de cualquier intervención, y las liposucciones”, y en el caso de mujeres de más edad, “lifting, mastopexias (elevación de mamas), y párpados y bolsas”. Operaciones en nariz y orejas también son muy demandadas.
Pero no sólo de mujeres va la cosa, porque el hombre cada vez se interesa más por la medicina estética. De hecho, el día que Viva Huelva habló con la doctora Sánchez, el 20% de los pacientes que tenía que ver eran hombres. En este caso, lo que más demandan es microinjertos capilares, y operaciones de nariz y oreja, pero “también se están haciendo muchas liposucciones, e incluso se ponen prótesis de pectorales y glúteos”.
Ahora es un buen momento para los profesionales de la medicina estética. Se podría decir que viven su particular agosto, ya que “la gente se ve ya con ropa de verano, han terminado las navidades, las rebajas y la cuesta de enero, y es la época en que la gente piensa en feria, Rocío y playa”. Además, el hecho de ser una región con muchas horas de sol influye, pues “hay muchos tratamientos que no podemos hacer en verano por el sol”.
En esto pasa como en la moda, que cambian las tendencias. Así, Sánchez explica que “ha habido un momento en que se llevaba todo a la exageración (labios gruesos, pómulos muy hinchados, pechos de gran volumen...), pero ahora mismo vamos en busca de la naturalidad, sobre todo sentir una cara y un cuerpo fresco y pieles transparentes y luminosas”.
Para ello, explica que cuentan con muchas técnicas: peeling, mesoterapias, ácidos hialurónicos y algo que está muy de moda ahora, los inductores de colágenos, esto es, “que uno mismo crea su propio colágeno”.
El falso mito del botox
En todos los países de Europa y del mundo, lo que más demandan las mujeres es la toxina botulínica, menos en España, que se piden más los rellenos de ácido hialurónico, pero ¿por qué? Sánchez explica que se debe a la “mala prensa” del mal conocido como botox.
“Todo el mundo asocia un cara hinchada, con volumen, y los labios y pómulos grandes con el botox, pero no es así. El botox es la toxina botulínica tipo A, que sale del clostridium botulinum (una bacteria), que antiguamente producía una enfermedad -el botulismo- que generaba una parálisis. Desde hace más de 50 años esa toxina se utiliza en medicina, y no como uso estético, y en ese uso se descubrió que también podía emplearse en la medicina estética”.
Lo que hace la toxina botulínica -se llama botox precisamente el producto que se emplea en uso hospitalario- es “relajar el músculo”, pero “no paralizar”. Por eso, si “una cara de botox es una cara paralizada, ahí ha habido un mal uso y un abuso”.
Algo que enlaza con la idea inicial, “es fundamental que los interesados en la medicina estética se pongan en manos de profesionales, y con experiencia, que te analicen y asesoren sobre qué es lo que necesitas”.
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