Andalucía es tierra de historia y ésta ha dejado su honda marca a lo largo y ancho de su geografía. Prueba de ello son las innumerables fortificaciones que la salpican: torres vigías, castillos, alcázares, matacanes, atalayas, almenas, murallas... coronan o protegen centenares de lugares que en su día fueron elementos claves en la protección y vigilancia de fronteras. En esta ocasión, les invitamos a elegir entre varios de nuestros castillos que no le dejarán indiferente.
La primera propuesta que no deberían dejar pasar es la ruta de los Castillos y Batallas de Jaén y Granada, que ofrecen además el aliciente de incluir parajes naturales de gran envergadura y pueblos con especial encanto, jalonadas por la historia que la Reconquista dejó: Alcalá la Real (fortaleza de La Mota), Baños de la Encina, Modín, Íllora, Alcaudete o Moclín son algunas de las fortificaciones que no debe dejar de visitar.
Pero aunque Jaén sea la provincia que más castillos alberga, Andalucía ofrece mucho más. Sin ir más lejos, el Castillo de Jimena de la Frontera, en Cádiz, domina toda la localidad desde una posición estratégica, destacando la Torre del Homenaje, los aljibes y la Torre Albarrana, que ofrecen vistas impresionantes de la localidad y de sus alrededores.
No muy lejos y también en una localidad de gran belleza, en uno de sus cerros rocosos se encuentra el Castillo de Olvera, desde el que se se divisaba la línea fronteriza de castillos que separaba las Españas musulmana y cristiana. Construido a finales del siglo XII, formó parte del sistema defensivo del reino nazarí de Granada y sólo se puede acceder a él a través de una puerta protegida por una barbacana y que da acceso a un recinto irregular adaptado al cerro que la alberga y que corona la Torre del Homenaje, cuya puerta original de acceso se encuentra a más de cinco metros del suelo. No muy lejos quedan otros castillos recomendables, como el de las Aguzaderas en El Coronil, el de Cote en Montellano, el Castillo árabe de Morón de la Frontera o el de Hierro de Pruna.
Otro de los castillos a tener en cuenta es el de Alcalá de Guadaíra, fundado en 1280 por Alfonso X para poblar el cerro de la fortaleza de Qalat Yabir que había sido conquistada a los andalusíes por Fernando III en 1247. Consta de varias edificaciones, tiene planta irregular con dos patios, la muralla tiene once torres, de las cuales nueve son de planta irregular y dos de planta poligonal, acogiendo en su patio el Alcázar o Palacio.
Historia y naturaleza
Historia y naturaleza pueden encontrar en el Castillo de Cortegana, desde cuyo cerro privilegiado se pueden disfrutar de espectaculares vistas de la localidad y del parque natural que la rodea. Magníficamente conservada, se data su fundación en la época andalusí, aunque su actual aspecto es de finales del siglo XIII. Compuesto por una cerca defensiva, protegida a intervalos regulares por torres, y un alcázar de reducidas dimensiones, su patio de armas recuerda mucho a otro de los grandes castillos onubenses, como es el de Niebla, una ciudadela nazarí también digna de visitar.
Con historia y con literatura (Juan Valera lo homenajeó en uno de sus textos) traemos el Castillo de Doña Mencía, integrado completamente en el caso urbano y del que sólo queda íntegro su parte norte. De planta rectangular, ocupaba unos mil metros cuadrados y fue construido por el mariscal Diego Fernández de Córdoba. A día de hoy se conservan los testeros Este y Poniente, el costado Norte, una de sus torres circulares y la Torre del Homenaje.
La historia también le jugó una mala pasada al Castillo de Vélez Málaga, que fue volado por los franceses en 1813. Del antiguo conjunto amurallado se conservan algunos tramos y dos de las cuatro puertas originales: la Puerta Real y la Puerta de Antequera. La Puerta Real, la única que pervive de la antigua ciudad musulmana, está protegida por una gran torre rectangular de mampostería de ladrillo y arcos de medio punto.
Hasta Almería
Y de Vélez Málaga, a Vélez Blanco, en Almería, donde podrán disfrutar de un castillo palacio que se considera una joya del renacimiento castellano con infinidad de elementos decorativos que merece la pena admirar. Mandado construir en 1505 por Pedro Fajardo Chacón sobre los restos de una alcazaba árabe, la fortaleza palaciega mezcla elementos góticos con otros renacentistas y consta de dos zonas bien diferenciadas: la militar, de planta rectangular, y la residencia palaciega o núcleo principal del castillo, de planta hexagonal con torreones de protección en los ángulos, con una escalera monumental hacia las zonas nobles digna de visitar.
Y ya que estamos en Almería, no podemos dejar pasar la oportunidad de hablar de Níjar, una localidad que acoge en su seno multitud de elementos fortificados. Entre ellas destacamos los castillos de San Ramón (1764), de San Pedro (del siglo XVI), el de Huebro (de época musulmana) o el de San Felipe (1765, ya en la localidad de Los Escullos); las torres de los Aumbres (de 1510) y la de Los Lobos (ahora faro); y la Atalaya de Níjar, una torre vigía árabe que data de 1574, con unas impresionantes vistas.
El impresionante Castillo de Santa Catalina en Jaén
Dejamos un hueco especial en estas propuestas sobre los castillos para el de Santa Catalina, una antigua construcción defensiva de acabado cristiano-medieval, que corona el cerro del mismo nombre, en una estribación de la Sierra de Jabalcuz a 820 metros de altitud, desde la cual se divisa toda la ciudad de Jaén, los olivares y las montañas circundantes de la zona. Si el tiempo acompaña, es impresionante con toda la ciudad nevada.
El Castillo de Santa Catalina recibe su nombre por la construcción tras su conquista de una capilla de estilo gótico edificada entre los siglos XIII y XIV. Este impresionante castillo está compuesto por tres fortalezas o recintos, como son el Alcázar Viejo, el Alcázar Nuevo (o Castillo de Santa Catalina) y el llamado Abrehuí, cronológicamente el más reciente.
Los tres recintos formaban una gran alcazaba que, además de las guarniciones militares, estuvo habitada hasta la conquista de la ciudad por las tropas de Castilla, momento en que se despobló. Volvió nuevamente a habitarse a lo largo del siglo XIV y, según documentos de la época, quedó nuevamente despoblada en el siglo XVII, aunque hay constancia de que, incluso en esa época, funcionaba una taberna. Desde mediados del siglo XX acoge el Parador Nacional y está considerado como uno de los mejores castillos conservados y con posibilidad de alojamiento de Europa.
El Castillo de Santa Catalina es un elemento de identidad para Jaén y se ha transformado en un monumento visitable de interés turístico. De sus visitas se pueden conocer las singularidades del cerro que lo acoge, la ocupación que ha sufrido a lo largo de la historia y las aportaciones de aquellos que se han asentado en él a lo largo de la historia.
Aunque la superficie total del Castillo, incluyendo el Patio de armas, alcanza los 3.000 metros cuadrados, la superficie útil reservada para la exposición interpretativa que acoge es de unos 525 aproximadamente.
Gracias a los medios audiovisuales, en la Torre del Homenaje el visitante podrá conocer desde la Torre de las Troneras donde se alojaban las letrinas hasta el sistema de evacuación y ventilación del recinto. En la Torre de la Vela se describe la ocupación francesa e incluso el papel que por aquella época tuvieron los calabozos.
La Torre Albarrana ofrece una visión histórica de la ciudad de Jaén, mientras que en la Torre de las Damas se exponen las piezas arqueológicas halladas en el recinto.
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