La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno regresará a la capilla de San Juan de Letrán este próximo sábado 10 de enero, una vez finalizada la restauración llevada a cabo por Pedro Manzano en estos últimos meses. La hermandad ha previsto la celebración de una eucaristía a las 10.00 horas, quedando posteriormente expuesta la imagen en una ceremonia de besapiés que se prolongará durante toda la jornada del sábado.
Como es sabido, el trabajo de restauración se ha dividido en dos fases. La primera se ejecutó entre los meses de octubre y diciembre de 2013 y permitió consolidar la imagen a la peana, de modo que pudiera procesionar en la Madrugada del Viernes Santo. “Fue una actuación de emergencia, porque en el estado en el que se encontraba la imagen no podía procesionar. Se sustituyó toda la estructura interna de la peana para que el conjunto ganara en solidez”, explica Manzano.
Jesús Nazareno regresó al taller de este conocido restaurador una vez finalizada la Semana Santa, acometiéndose entonces los trabajos de mayor envergadura. “Había que atender otra serie de alteraciones a nivel de soporte, pero sobre todo había que trabajar en la policromía. Gracias a un estudio computerizado se pudo conocer la disposición interior de los ensambles y comprobar que no presentaban problemas, ya que sólo se encontraron unas fisuras que ahora se han consolidado”, añade el restaurador.
Por lo que respecta a la policromía, ha sido necesario realizar un trabajo de “asentamiento” en algunas zonas que se encontraban “levantadas y con problemas de desprendimiento”, fundamentalmente en el rostro y la frente “por acción de la corona de espinas”. Al mismo tiempo, Pedro Manzano ha procedido a realizar “una ligera limpieza” de algunas zonas que debían ser “integradas cromáticamente” con el resto.
Los trabajos no han permitido descubrir la autoría de la imagen. En cualquier caso, el análisis químico de la policromía ha podido determinar que la imagen que actualmente conocemos parte de una intervención realizada “del siglo XIX en adelante”. Eso significa por tanto que la policromía original de Jesús Nazareno subyace sobre la que tenemos ocasión de contemplar en la actualidad, correspondiéndose con alguna intervención realizada sobre la imagen en el periodo apuntado por Pedro Manzano.
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