Gracias al tesón de Miguel Romero, un trianero de viejo cuño, amante entusiasmado de la historia de la ciudad, nosotros podemos disfrutar de las dos estampas que ilustran esta página. Por ambas imágenes podemos conocer cómo era el actual paseo Alcalde marqués de Contadero hace bastantes años, mucho antes de que el Ayuntamiento decidiera recuperar la zona tal como está ahora y que antes (de 1977), cuando era solar portuario y pasaba el ferrocarril, era muy distinto. Las diferencias entre el ayer y el hoy de la zona portuaria histórica, son sorprendentes. Nos dice Miguel Romero que, cuando él era un niño, corría por el puente cuando coincidía con el paso del tren, para no tiznarse con el humo que exhalaba la locomotora y se expandía hacia arriba al pasar bajo el túnel.
Sobre la primera de las fotografías nos dice Miguel Romero que se trata de una imagen que agolpa en su mente recuerdos entrañables de su infancia, cuando cruzaba el puente de Triana para ir o regresar del centro de la ciudad, a la que llamaban Sevilla… Porque Triana era siempre Triana. Aquellas vías del tren, nos dice, nos hacía imaginar unos destinos que se perdían en la memoria, con la certeza admitida de que los raíles nunca se cruzarían en su recorrido, como aprendimos en las clases de geometría. El estado del muelle era lamentable, lleno de grietas y agujeros, en semi ruina. Los transeúntes corrían por el puente cuando coincidían con el paso de los trenes por el túnel, para evitar tiznarse con el intenso humo que se expandían bajo el techo del puente.
Sobre la segunda fotografía recuerda Miguel Romero que data de septiembre de 1938, cuando se celebró un centenario ferroviario.
Volviendo a la primera imagen podemos apreciar las diferencias urbanas y arquitectónicas del ayer sevillano con el momento actual. Aparte del actual trazado del paseo Alcalde Marqués de Contadero, que supone el aprovechamiento integral de un sector importante de la ribera izquierda del Guadalquivir, está el uso del muelle histórico por la flota pesquera que traía el pescado que se exponía en la histórica lonja de la calle Arjona, construida en 1876.
Vemos también cómo era el malecón de la calle Betis y el caserío del arrabal a finales de los años 60 del pasado siglo XX. En la zona donde atracan los barcos pesqueros, estaban los llamados muelles de la sal y arenero. Y desde el puente de Triana podía verse el peculiar trabajo de los obreros que descargaban la arena y la grava pasando por una tabla cimbreante entre el barco y el muelle, con grandes cestas sobre la cabeza. La gente llamaba a los curiosos que se agolpaban en la baranda del puente, los “cansaos”… Y eran un curioso espectáculo que los dibujantes Andrés Martínez de León y Vicente Flores dejaron plasmados en sus chistes, ahora únicas referencias gráficas de aquel hecho costumbristas. Tanto que los tranvías disminuían la marcha para que los pasajeros pudieran verlos.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es