La tribuna de Viva Sevilla

El déficit o cómo asfixiar a las comunidades

La crisis fiscal en España en general, y la de las comunidades autónomas en particular, no se solucionará hasta que se lleve a cabo una profunda reforma fiscal que mejore la recaudación sin dañar el crecimiento.

En 2013, gracias a la nueva medida del PIB, las Administraciones han  conseguido cumplir el objetivo de déficit por primera vez desde el proceso de consolidación fiscal: -6,3%, dos décimas por debajo del objetivo. No obstante, el déficit de las CCAA en 2013 fue del -1,5% del PIB rebasando el objetivo fijado por Bruselas en dos décimas. A pesar del nuevo incumplimiento, el ajuste del déficit de las CC.AA. desde el año 2010 ha sido sustancial: 2,2 puntos de PIB. Para lograr tal reducción, ante la escasa competencia normativa para aumentar sus ingresos, las CCAA no han tenido otra opción que reducir gastos en educación y sanidad.


¿Cómo pintan las cosas para este año? En julio, el déficit de las CCAA se ha situado en -0,98% del PIB, el nivel que nos habíamos comprometido para todo el año y dos décimas peor que en el mismo periodo del año anterior. Esto es debido a una caída del -1,8 % en los ingresos no financieros (principalmente por las caída de las Entregas a Cuenta y Liquidaciones) y a un aumento de los gastos del 1,5% (principalmente por el aumento del Gasto Corriente en Bienes y Servicios y el Gasto en Intereses).


Según nuestras estimaciones, el déficit de las CCAA se situará en el entorno del -1,8%, muy lejos del objetivo. Parece que la estrategia está llegando a su final, ya que las CCAA parecen no tener capacidad adicional para reducir sus gastos. Además, lejos de solucionarse, los problemas de ingresos para las CCAA continuarán en 2015.


Las CCAA tienen dos fuentes de ingresos. Sin tener en cuenta a las Comunidades Forales, el 80% provienen del mecanismo de Entregas a Cuenta y Liquidaciones y el 20% lo llamaremos resto de ingresos. El resto de ingresos está formado por los impuestos cedidos (ITP y AJD, Impuesto de Sucesiones y Donaciones, Otros Impuestos Directos e Indirectos) y por venta de sus propios activos. Las Entregas a Cuenta tienen a su vez dos fuentes: Impuestos compartidos (50% IVA, 50% IRPF, el 58% Impuestos Especiales) y los Fondos (Garantía, Suficiencia Global y Convergencia Autonómica).
A los dos años se produce la liquidación de dichas entregas. Las CCAA reciben más dinero si la recaudación real fue mejor que la presupuestada o menos si es al contrario. Como la mayor parte de los ingresos de las CCAA provienen de impuestos compartidos y fondos gestionados por la Administración central, la única vía para aumentarlos es a través del resto de ingresos.


El aumento de la recaudación a través de estos ingresos es bastante complicado por englobar a impuestos asociados con el sector inmobiliario o de carácter no recurrente, como los obtenidos con la venta de inmuebles. Aquí encontramos parte de la explicación del mal dato de déficit y es que las CCAA no son capaces de alcanzar el nivel de ingresos presupuestado. Apenas si han conseguido alcanzar el nivel del año pasado cuando estimaban recaudar por esta vía un 20% más.


Según los Presupuestos Generales, los ingresos tributarios del Estado van a aumentar con respecto a la liquidación prevista en 2014 en unos 9.000 millones, pero para las CCAA lo harán en algo menos de 1.000 millones. Es decir, los aumentos recaudatorios siguen sin llegar a las comunidades. El Gobierno es consciente de la incapacidad de las CCAA para obtener suficientes ingresos para financiar sus gastos, pero retrasa la reforma del Sistema de Financiación Autonómica. La razón nos parece clara. Moncloa sabe que si reforma la financiación de las CCAA necesitará aumentar los ingresos de las AAPP; es decir, subir la presión fiscal, y hacerlo en un año electoral tiene unos costes políticos que no está dispuesta a asumir.


La crisis fiscal en España en general, y la de las CCAA en particular, no se solucionará hasta que se lleve a cabo una profunda reforma fiscal que mejore la recaudación sin dañar el crecimiento. Esta reforma no solo debe abordar el mejor diseño de los impuestos (principalmente el IRPF, Sociedades o IVA), sino también una reforma del ineficiente y opaco Sistema de Financiación Autonómica que ahoga a las CCAA y en última instancia corre el riesgo de desmantelar la sanidad y la educación públicas.
(Cedido por el blog Nada es Gratis)

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