Hawke, Simon Rusell Beale, Sinèad Cusack, Rebecca Hall y el resto del elenco, formado por 21 actores, agradecieron juntos en el escenario, en el que también compareció un risueño Mendes, hasta en tres ocasiones la calurosa ovación del público, entre el que estaba el director de cine Pedro Almodóvar.
Esta refrescante y entretenida versión de la obra rusa, en la que Tom Stoppard –ganador de un Tony– enfatiza con desparpajo en la revolución política y social que profetizó Anton Chejov (1860-1904), es la primera de las dos obras que el grupo de actores estadounidenses y británicos de The Bridge Project representarán en el Español y para la que ya está colgado el cartel de “no hay localidades” para sus cinco días de representaciones.
Con escenografía de Anthony Ward, esta coproducción alarga morosamente la historia de la señora Ranevskaya (Cusack) a su regreso a Rusia después de haber dilapidado su fortuna en París para encontrarse con que su finca va a ser subastada para pagar las deudas.
Su próspero vecino Lopakhin (Russell Beale) intenta persuadirla de que venda antes la propiedad –convertida en el
“huerto de guindos” por los subtítulos del teatro– y convierta las parcelas en casas de vacaciones para los veraneantes.
En lugar de pagar sus deudas para salvar el estatus de su familia y, de paso, el “jardín de los cerezos”, Madame Ranevskaya, que Cusak interpreta con una delicada aleación de vulnerabilidad y frivolidad, continúa su vida como si tal cosa.
Simon Rusell Beale está excelente en su interpretación de Lopakhin, el campesino que encarna los inicios del capitalismo, y borda la mezcla de humor y patetismo de su personaje.
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