Sevilla

Juzgan este lunes a un hombre por matar a su hermana y a sus padres

Caso del parricida de Dos Hermanas

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Un jurado popular juzga desde mañana en la Audiencia de Sevilla a Luis Miguel Briz Torrico, de 34 años, para el que la Fiscalía pide 57 años de cárcel por matar en 2013 de 20 puñaladas a sus padres y a una hermana en la vivienda familiar de Dos Hermanas (Sevilla).

El fiscal le aplica la eximente completa de enajenación mental por la esquizofrenia que padece, por lo que solicita que la pena de cárcel se sustituya por su internamiento en un establecimiento psiquiátrico penitenciario.

La acusación particular que ejercen varios familiares de las víctimas reclama una condena de 60 años, ya que considera que su trastorno mental sólo puede ser considerado como una circunstancia analógica pero nunca como una eximente.

Dos hermanos de la madre y del padre del acusado reclaman además una indemnización de 500.000 euros por los daños morales causados.

La Fiscalía y la acusación particular afirman que el triple crimen ocurrió el 28 de febrero de 2013 después de que el acusado regresara al domicilio familiar tras haber estado corriendo.

Después de ducharse bajó a comer a la cocina, donde se encontró con su hermana, María Inmaculada, quien según el acusado le "regañó", y en ese momento cogió un cuchillo de cocina de 19,5 centímetros de longitud con el que le asestó una puñalada en el cuello sin previo aviso y sin que pudiera oponer resistencia.

A continuación, se dirigió al dormitorio de sus padres, que estaban durmiendo la siesta, y con el mismo cuchillo le asestó primero hasta 28 cuchilladas a su madre, Ángela, y otras 15 a su padre, Donato.

La acusación particular recuerda que el acusado estuvo varias horas a solas con los cadáveres antes de acudir a los juzgados, y considera que empleó ese tiempo en "limpiar concienzudamente el escenario del crimen" y en colocar los cuerpos en el recibidor de la vivienda cubriéndolos con una manta.

Esa misma noche, y según el testimonio de dos taxistas, el acusado estuvo en un club nocturno de Dos Hermanas, donde fue recogido en torno a las 2:30 por un taxista que lo llevó a su domicilio.

A la mañana siguiente, acudió a un centro de salud para ser reconocido por un médico con el fin de "construir una historia" para alegar que había actuado en legítima defensa y culpar a los fallecidos de lo ocurrido porque "habían querido matarle".

El acusado acudió a continuación a los juzgados de Dos Hermanas, donde manifestó al funcionario que estaba de guardia que en su casa "había tres cadáveres y tenían que hacer algo con ellos".

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