"Son como un familiar más; le llamas a cualquier hora, si tienes miedo o necesitas hablar, aunque sea de madrugada, o te llaman ellos para ver cómo sigues”. Son palabras de una jerezana de 34 años, con tres hijos a su cargo y víctima de violencia de género, de la que hay que preservar su identidad por cuestiones de seguridad para referirse a los agentes de la UPAP (Unidad de Protección de Mujeres Víctimas de Violencia de Género) de la Policía Nacional.
En casos complicados con niveles de riesgo alto para su integridad como el de esta joven, sobre la que hay una orden de alejamiento que su agresor incumplía y amenazas, una pareja de los agentes de esta unidad se convierte en su sombra. La acompañan en su día a día no sólo para ir a los juzgados, sino para cuestiones tan cotidianas como llevar y recoger a sus niños al colegio o ir a hacer compras. Basta con marcar un teléfono gratuito para que acudan ante una emergencia o simplemente les escuchen.
En total son siete los agentes encargados de una labor que se complementa con iniciativas para que estas mujeres recuperen la autoestima que un día se marchó de su vida al recibir el primer golpe. Actualmente, esta unidad coordina un curso de defensa personal impartido por los monitores de la Asociación Deportiva Kyu Dan, pionero en España. Tras la buena acogida de su primera edición en mayo ha comenzado a impartirse de nuevo hace solo unos días en las dependencias de la Comisaría de la Policía Nacional. Esta chica ya asistió en mayo, y ahora sigue aprendiendo técnicas para defenderse de la mano del monitor Juan Manuel Montes y Pedro Delgado, responsable de un colectivo que colabora habitualmente con el 091.
Lo hace dos días a la semana durante dos horas con otras mujeres entre las que también hay quienes como ella han pasado por estas experiencias traumáticas.
Siempre les viene bien aprender “trucos” y técnica para defenderse si son abordadas. “Procuramos ser efectivos, y le damos una pequeña guía sin ahondar en muchos conocimientos para ser efectivos porque van a estar un mes con nosotros. Les enseñamos técnicas para reaccionar ante una agresión”, explica el monitor, que resalta la importancia de trabajar el factor psicológico. “Es muy importante la actitud que transmitan y que muestren seguridad”, apunta, ya que al margen de que si se da una situación de violencia pueda defenderse, también si le ven segura y con confianza sin dar síntomas de debilidad podrá prevenir los golpes.
De lo contrario, “se aprovecharán del miedo y la debilidad para atacarla”. En el caso de esta mujer de 34 años que aquí narramos, tras pasar por esta experiencia, y con la ayuda de UPAP, su vida empieza a experimentar síntomas de normalidad. “He aprendido mucho a la hora de defenderme. Antes miraba a todas partes, pero ya no tengo miedo a salir a la calle”. Ella denunció y anima a quien esté dudando a seguir sus pasos.
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