Antonio Saldaña no sólo es el portavoz del Gobierno local, sino que en estos tres años se ha consumado como uno de los referentes del partido a nivel provincial. Ha acumulado experiencia y domina el medio, lo que le ha convertido en el apoyo más sólido de la alcaldesa en el transcurso de un mandato que confía prorrogar durante cuatro años más, con la venia de las urnas.
En el pleno del debate del estado de la ciudad les criticaron que hablasen de proyectos de futuro como si ya diesen por hecho que van a seguir gobernando cuatro años más; ¿les preocupa que la opinión pública lo pueda interpretar del mismo modo?
—No creo que sea un problema para la opinión pública. La realidad a día de hoy es que lo que hay es un proyecto de ciudad liderado por la alcaldesa María José García Pelayo, que los efectos de ese proyecto son evidentes y nuestra obligación es pensar y trabajar cada día como si fuese el último, pero planificar a su vez pensando que la ciudad tiene que seguir adelante. La oposición tal vez critica eso porque cree que la ciudad tiene que seguir los ciclos electorales y una ciudad no se puede ceñir por un ciclo electoral, porque además lo que provoca es lo que pasó durante el último mandato del PSOE, que lo que dejó fue un escenario de tierra quemada al saber que no iban a seguir gobernando. Los proyectos hay que planificarlos con los ciclos de la ciudad y ésos no son los electorales. En mayo del año que viene no se acaba el mundo, ni se acaba Jerez.
Se han quedado solos defendiendo la reforma de la ley electoral para que siempre gobierne la lista más votada, ¿es jugar con ventaja a tenor del escenario que puede plantearse el próximo mayo?
—Yo niego un poco la mayor. Es un enfoque erróneo ceñir el debate sobre este asunto a una disputa entre partidos políticos y hay que ver qué es lo que piensan los ciudadanos. La reforma se ha planteado porque ha sido un tema debatido durante muchos años, incluso el propio PSOE la llevó en su programa, y eso refleja el sentimiento de lo que piden los ciudadanos, que al final en los despachos no se produzcan gobiernos que las urnas no han refrendado, sobre todo cuando a los ciudadanos no se les han anticipado cuáles pueden ser los acuerdos futuros, y te puedes encontrar con que un partido minoritario sean llave y después foco de mala gestión y hasta de corrupción. A nivel local no es algo que nos preocupe ahora mismo, ya que estamos trabajando para lograr el apoyo mayoritario, y esto es la respuesta a lo que los ciudadanos han demandado siempre. También es un error pensar que esto favorece al PP, favorece al voto mayoritario de los ciudadanos, en unos casos favorecerá al PP, en otros al PSOE, en otros a IU y en otros a partidos regionalistas con voto mayoritario.
¿Cómo interpreta el florecimiento de nuevas fuerzas de izquierda y su posible repercusión de cara a mayo del año próximo?
—Esto surge por varias razones. Cada vez que hay crisis los mensajes mesiánicos siempre han calado muy bien en la población. En este sentido no aportan nada nuevo. La segunda razón es que hay partidos que se han arrogado determinados valores de izquierdas, pero después han hecho lo contrario, como le ha pasado al PSOE, que ha traicionado sus principios, y eso ha llevado a que otras fuerzas aprovechen esas circunstancias. De todas formas, Pablo Iglesias ha dicho hace poco algo que nosotros llevamos mucho tiempo diciendo desde el Ayuntamiento de Jerez, que muchas veces la gestión no es cosa de izquierdas o de derechas, sino de sentido común, y eso lo hemos dicho muchas veces y nos lo ha criticado la oposición. El sentido común está imperando por encima de las ideologías. Que cómo va a incidir todo esto, pues yo creo que le va a afectar mucho a esos partidos que tradicionalmente han defendido determinados valores sociales, cuando ha habido otros, como es nuestro caso en el PP, que hemos apostado por políticas más solidarias.
¿Por qué no es electoralista dedicar 20 millones del canon del agua a obras a menos de un año para las elecciones?
—No lo es. Aquí, de partida, hay que ir analizando lo que se ha producido durante estos cuatro años, en los que partíamos del cumplimiento de tres objetivos fundamentales: arreglar la situación económica del Ayuntamiento, prestar unos servicios de calidad y fomentar el empleo dentro de nuestras posibilidades. Cuándo se ha planteado el plan de actuación, pues cuando se han dado las circunstancias económicas para que haya sido así. Si hubiésemos dispuesto antes de un dinero que iba a favorecer la creación de empleo y a solucionar problemas históricos de los vecinos lo hubiésemos hecho entonces, no ahora, pero durante dos años hemos estado tapando la sangría de las cuentas municipales y hemos tenido que tomar decisiones como la de la concesión del agua, de cuyo canon hemos tenido que destinar 60 millones de euros a pagar deuda, pero haciendo que los otros 20 millones repercutan en los ciudadanos, dando respuesta a demandas históricas, y al mismo tiempo creando empleo.
Se han atendido demandas históricas, pero también se insiste en que muchas barriadas han vivido en estado de abandono hasta ahora como consecuencia de la precariedad de los servicios públicos a causa de los recortes, ¿sigue siendo ésa una asignatura pendiente?
—Mientras que haya un desempleado en Jerez y un bordillo sin arreglar, esto no estará acabado, como ya ha subrayado la alcaldesa en más de una ocasión. Pero sorprende que quienes dejaron en quiebra los servicios públicos municipales ahora vengan a decir que no están bien, cuando están mejor que como ellos lo dejaron. Todo es mejorable, pero para poder criticar y ser coherentes hay que analizar dónde estábamos y dónde estamos. Cuando nosotros llegamos en 2011 los autobuses no circulaban, las calles de Jerez estaban a oscuras, la empresa de parques y jardines estaba al borde de la quiebra, la plantilla de ayuda a domicilio estaba en huelga porque no cobraba, hubo huelga de la limpieza en colegios porque no se cobraba. Todo eso ya no está y se ha mejorado. Tres años después los servicios públicos están mejor, pero hay que seguir avanzando. Ya no es sólo prestar esos servicios, sino que hay que dar un paso más, ir al detalle, a la calidad de vida. Lo importante es que la tendencia es positiva.
El hecho de que durante un mes vayan a reorganizar las tareas de acondicionamiento en las barriadas de la manos de las concesionarias, ¿no es una forma de reconocer las deficiencias de esos servicios públicos?
—La posible descoordinación existe en algunos casos pero no es consecuencia de la gestión del gobierno, sino cómo se han ido organizando esos servicios durante muchos años y las condiciones establecidas en los pliegos de condiciones de la concesión. Hay casos, por ejemplo, en los que para actuar en un alcorque se requiere la intervención de hasta tres empresas o departamentos diferentes, y eso es lo que queremos corregir. Hay que organizar los servicios de forma integral, ya que en muchos casos no se asumen las competencias de actuación en determinados lugares, pero no por falta de gestión o de dirección técnica, sino porque la propia concepción de los pliegos no pensaron en esos detalles, en que no quedara claro a quién le compete actuar. Para que ya no haya excusa de que esos detalles se queden en el tintero, se va a trabajar de forma integrada, y no para los grandes servicios, sino en atender esos detalles: bordillos de alcorques, árboles que están sin plantar, mobiliario urbano... Lo lógico es integrar los servicios para que haya un único responsable, y como no se puede plantear desde el punto de vista de los pliegos, vamos a unificarlos a todos para que trabajen de forma coordinada. Esto es consecuencia de cómo tenemos que actuar una vez solucionado lo gordo, para ir a los pequeños detalles.
Les acusan de haber retrasado intencionadamente la aprobación del presupuesto para que las partidas destinadas al empleo entren en vigor lo más cerca posible de las elecciones...
—Entiendo que lo que hay es un completo desconocimiento de la gestión municipal a la hora de hacer esas críticas. Ya dijimos por qué los presupuestos se iban a atrasar. Las condiciones de devolución del préstamo del ICO no permitían que una ciudad como Jerez, con ratio de deuda ocho veces superior al de un ayuntamiento normal, no podía devolver el dinero en el mismo plazo que los demás. Hemos hecho gestiones con el Ministerio de Economía para explicarlo, haciéndoles ver que estábamos haciendo bien los deberes, pero era imposible devolver la deuda en los plazos planteados para la generalidad, porque no había capacidad. Era necesario modificar los plazos del ICO, y eso afecta a los presupuestos. La reforma de la refinanciación de los plazos del ICO, que ha beneficiado a toda España siendo impulsada desde Jerez, fue aprobada en mayo. Después hubo que rehacer el plan de ajuste y todo eso ha seguido unos plazos hasta que lo aprobó de nuevo el Ministerio. Y una vez aprobado hay que reajustar el presupuesto, y todo el retraso es consecuencia de estas circunstancias. Achacarlo a que se ha querido retrasar intencionadamente no deja de ser una ocurrencia de la oposición. El plan de ajuste, de todas formas, habrá que reformularlo sucesivamente en función de la situación económica del Ayuntamiento, ya que si logramos una reactivación económica importante en la ciudad, pues incidirá directamente en la modificación del plan.
¿Cuál es la realidad de Jerez en estos momentos?
—Creo que quedó muy patente en el pleno del debate del estado de la ciudad celebrado esta semana, ya que pudo verse, de un lado, a la oposición, que se limita a buscar excusas para provocar la confrontación, y por otro lado, un debate realista por parte de la alcaldesa, porque en ningún momento fue triunfalista, simplemente dio cuenta de los trabajos que se estaban haciendo con datos concretos, no opiniones, y fue además un mensaje de futuro y esperanza al plantear los programas y planes en los que se está trabajando para lograr el objetivo último, que es que haya riqueza en Jerez, que los ciudadanos vivan bien y ésta sea una ciudad agradable con servicios de calidad.
¿Cuáles cree que han sido los aciertos de su gobierno en estos tres años?
—Lo primero que yo definiría es la valentía de la alcaldesa y este equipo de gobierno a la hora de tomar decisiones que nadie antes se atrevió a tomar, pero que era lo que los ciudadanos demandaban y necesitaba el Ayuntamiento. Aquí se está para prestar un servicio a los ciudadanos y si hay que tomar decisiones difíciles hay que arriesgarse, hay que innovar, y ése es el principal acierto. En segundo lugar, la cercanía que ha habido desde un primer momento con los ciudadanos. La cercanía es abrir la puerta de los despachos y tratar directamente con los vecinos que se han acercado al Ayuntamiento. 2.500 reuniones ha tenido la alcaldesa, si a esa cifra sumas la de los delegados nos podemos hacer una idea de hasta dónde ha llegado esa cercanía. Muchos se habrán llevado una solución, otros no, no se puede contentar a todos, pero a todos los hemos escuchado desde la percepción de que estamos aquí sirviéndolos. Y en tercer lugar yo destacaría determinadas decisiones de gestión, como la del Circuito, en el transporte público... Decisiones de gestión con criterios políticos, pero también profesionales.
Usted habla de gobierno valiente ante determinadas decisiones, ¿se refiere a temas como el agua o el ERE, o ésas eran decisiones inevitables?
—Hay que ponerse en su momento en las circunstancias específicas que rodean el por qué tenemos que tomar esas decisiones. Cuando llegamos al Ayuntamiento había 10.000 euros en la cuenta, una nómina sin pagar, una nómina mensual nueva, un desequilibrio presupuestario de más de 30 millones de euros, los servicios a punto de quebrar por impagos... En ese momento había que tomar medidas en dos ámbitos, en el presupuestario y en el financiero. En el primero había que incrementar ingresos y disminuir gastos bajo la premisa de no subir los impuestos, porque los ciudadanos no iban a pagar los platos rotos de la mala gestión de gobiernos anteriores. Sólo se podía actuar por la vía de los gastos y equilibrar el presupuesto, y eso no se conseguía sólo con un ERE, sino con una reducción del 20% del coste de los servicios y con una reducción de la masa salarial municipal. Y había que hacerlo para equilibrar el presupuesto. Pero es que además había una serie de obligaciones a corto, que no había posibilidad de atender, que necesitaban de ingresos extraordinarios, y por eso la operación financiera consumada con el agua. El tema del agua no era poner en cuestión un modelo público por uno privado, sino la forma de obtener esos ingresos para pagar esa deuda y seguir tirando para adelante.
Hay dos proyectos estrella encima de la mesa, el plan urban para el centro histórico y la rehabilitación del yacimiento de Asta Regia, pero vinculados al apoyo de Europa. Entenderá que se les pueda acusar de vender humo. ¿Hasta que punto están seguros de recibir el apoyo necesario?
—Estos proyectos están en fase inicial y ya se han logrado varios hitos. Y no es humo que haya un marco presupuestario europeo de nueva financiación 2014-2020 con fondos para actuaciones de regenaración en cascos históricos y para actuaciones enfocadas a la regeneración de actividad económica en la zona rural y en cultura. Eso no es humo. Hay partidas presupuestarias ya aprobadas.
Pero se ha dado un paso más, con la famosa ITI, las intervenciones singulares, ya que el Gobierno de España ha establecido que la recepción de esos fondos europeos deben dar prioridad a nuestra provincia. Eso significa que podemos tener un acceso prioritario a esa captación de fondos que otras provincias no tienen, y eso son ya dos realidades. La tercera realidad es nuestra determinación para que los proyectos solicitados son prioritarios, el del plan urban y el del yacimiento de Asta Regia, porque creemos que eso va a generar una economía. La financiación que llegue en los próximos años va a venir además de forma extrapresupuestaria, no porque no se contemple, sino porque deberá venir de otras administraciones y con mucha imaginación. El plan de ajuste no va a permitir que se hagan nuevas inversiones con cargo a los propios jerezanos, por eso buscamos fórmulas para que vengan inversiones con fondos europeos o con captación de fondos vinculadas a determinados eventos, como va a ocurrir con la designación de Jerez como capital mundial del motociclismo.
¿Hay una estimación del presupuesto necesario para ambos proyectos?
—Dependerá del desarrollo del marco, pero me atrevería a decir, por los análisis realizados, el centro histórico precisaría en torno a los 20 millones de euros, y el yacimiento de Asta Regia ya no me atrevo porque podríamos multiplicar por cinco esa inversión, y no porque eso sea lo necesario a corto plazo, sino porque según los estudios y la información actual es tan potente desde el punto de vista arqueológico este yacimiento que posiblemente podamos estar durante los próximos 10 o 15 años haciendo actuaciones en el mismo. Todo dependerá del desarrollo de esta actuación. La alcaldesa ha marcado las líneas de actuación, y en el caso del casco histórico es regeneración mediante actuaciones en el entorno urbano, en equipamientos impulsores del centro, de recuperación de patrimonio y medidas para la habitabilidad. Los ejes de actuación ya están marcados, y ahora habrá que ver hasta dónde podemos llegar para saber la amplitud o la dimensión que puede alcanzar el proyecto.
El proyecto de colocación de ascensores ¿será el inicio de otro enfrentamiento con la Junta?
—Esperemos que no, porque realmente la medida se debe a la inoperancia de la Junta, que es la que nos lleva a ofrecer esta herramienta. El Ayuntamiento, además, no subvenciona esas actuaciones, lo que hace es financiar y favorecer que se hagan. Con parte del dinero del agua se ofrece financiarlas y después los vecinos devuelven las cuotas. Que la Junta espabila y durante ese proceso pone el dinero para esas ayudas a fondo perdido y no hace falta la financiación, miel sobre hojuelas, ya que es algo que los vecinos se lo ahorrarán, pero no podemos esperar a que la Junta pueda actuar para cumplir nuestro objetivo de dar calidad de vida a los ciudadanos.
El PSOE les acusa de destruir los puentes institucionales con la Junta, especialmente en el caso del PTA, ¿cree que se podría reconducir la situación?
—La información que tengo es que desde el punto de vista de las relaciones, a la Junta parece que el berrinche se le ha pasado y que están en predisposición a dar viabilidad a algo que se escapa de las luchas de partidos y entre administraciones, ya que se trata de un proyecto de ciudad y de futuro para la provincia. Por nuestra parte siempre hemos tendido la mano, les hemos pedido que no abandonen el consejo de administración, les hemos pedido que nos trasladen sus planteamientos para apoyar el parque, pero aquí hace falta que se pase de las palabras a la acción, porque la Junta ha tenido una responsabilidad muy grande en lo que ha pasado en el PTA, y como socios importantes en vez de dar la espantada deben poner el dinero necesario para salir de esta situación. Lo que deben entender es que la responsabilidad política de la gestión del parque debe recaer en el Ayuntamiento, ya que es el accionista mayoritario, pero eso no quita que seamos conscientes de que la Junta es un socio importantísimo en el PTA y queremos estar con ellos.
Dice Joaquín del Valle que estamos equivocados si pensamos que nos van a salvar grandes inversores que lleguen desde fuera. ¿Cree que el proyecto con Zona Franca podría cambiar esa tendencia?
—El proyecto de Zona Franca va viento en popa y en los PGE tiene 90 millones de euros para 2015 para tomar un papel importante en el impulso económico de la provincia. Nos consta que ya han entrado en contacto directo con los propietarios de terrenos necesarios para la ampliación de la Zona Franca a Jerez. De todas formas, Zona Franca no es el gran inversor que necesita Jerez, sino la herramienta que facilitará que se den las condiciones para que lleguen los inversores. Lo que tenemos claro es que las pymes y los autónomos son la base estructural de una economía sólida y sana, si además vienen grandes empresas mejor, pero lo que no se va a descuidar es a pymes y a autónomos, facilitándoles licencias, con bonificaciones fiscales para generar actividad, eliminando trabas en tramitación de proyectos, dando transparencia en relaciones con el Ayuntamiento. Todo eso hace que Jerez, en plena recuperación, esté muy bien posicionada para recibir inversores y crear riqueza, y no me refiero a grandes empresas, sino a pequeñas y medianas empresas que son las que van a generar un tejido estable para nuestra ciudad.
Si asumieran el servicio de limpieza contarían con 300.000 euros más al año para destinarlo a otras áreas, ¿por qué no dan el paso?
—Porque ahora mismo la situación económica del Ayuntamiento no está ni desde el punto de vista financiero ni laboral para tomar una decisión de ese tipo. Ahora mismo esos servicios se están pagando más que antes, pero las empresas están financiando la prestación de esos servicios, y por lo tanto desde el punto de vista financiero interesa que esas empresas colaboren con el Ayuntamiento en la prestación de los servicios.Si dentro de dos años la situación del Ayuntamiento es distinta se estudiarán soluciones distintas. Se tomó la decisión en los autobuses porque las circunstancias lo aconsejaban, ya que la empresa no aportaba nada, pero hay otras empresas que aportan mucho.
Llama la atención que mientras el Gobierno central subraya los mensajes de unidad territorial, hayan aprobado respaldar la segregación de La Barca y Torrecera, ¿no hay incongruencia?
—El mensaje es muy claro. La alcaldesa se lo ha dicho a los vecinos, lo que queremos es que estén en Jerez y nos vamos a desvivir para que estén en Jerez, y se sientan parte de Jerez y orgullosos. Ahora bien, dentro de ese deseo de que se sientan jerezanos de primera, tampoco seremos una traba a que emprendan el camino legal en función de sus necesidades o deseos.
La promoción exterior seguirá siendo uno de los pilares de sus propuestas, ¿desde qué indicadores económicos podemos evaluar la repercusión de los eventos organizados?
—Hay indicadores económicos importantes, como la ocupación hotelera, la actividad económica en los comercios y la recuperación del empleo que se está registrando en la ciudad en el último año, aparte de la relevancia que está alcanzando la marca Jerez con la visita de personas a la ciudad. La promoción internacional no es más que una herramienta para generar actividad económica en la ciudad. Tenemos ahora la gala de la FIM, y eso son 600 personas de más de 110 países diferentes que van a aportar en una época baja de turismo dos mil pernoctaciones en la ciudad con todo lo que significa para el taxi, el comercio…
¿Fue un error impulsar un nuevo equipo de fútbol en vez de aguardar a la posible desaparición del Xerez?
—Lo dijimos hace un año. El sentimiento del Xerez Deportivo sigue vivo y lo seguirá haciendo, ya sea en uno o en otro equipo. Aquí lo que hay es una sociedad anónima a la que nosotros le hemos planteado unos requisitos para utilizar instalaciones públicas, porque los jerezanos habían manifestado que estaban ya hartos de que vinieran personas de fuera a aprovecharse de los recursos de los jerezanos. Desde el Ayuntamiento estamos a favor de cualquier acción desarrollada por personas de Jerez o de fuera que vengan a potenciar el deporte como cualquier otra actividad. Creo que las decisiones que se tomaron fueron certeras porque eran coherentes con lo que se pedía, que nadie venga de fuera a aprovecharse del dinero de los jerezanos, y ésa es una premisa que estamos siguiendo, al margen de cómo se llame el equipo o el deporte que sea. Aparte de eso no nos compete impulsar a nadie, sino que hemos puesto condiciones para apostar por quien quiera promocionar el deporte y que ello redunde en beneficio de la ciudad.
¿Han aprendido de los errores de otros gobiernos anteriores?, y me refiero por ejemplo a la unidad manifiesta de todo el equipo de Gobierno.
—No es cuestión de aprender de los errores, sino de formas de entender la política y el trabajo en equipo. Tenemos un equipo sólido, consolidado, con nuestros debates y discusiones, pero hay una figura, que es el liderazgo de la alcaldesa y un equipo que creen en ese liderazgo, lo apoya y trabaja al ritmo que nos impone.
¿Y qué hay de los errores propios y de la autocrítica?
—Habrá muchísimos, siempre se tienen, y entre ellos está por ejemplo el hecho de haber confiado en la lealtad de administraciones como la Junta. Hay autocrítica, toda la del mundo, que las calles estuvieran más limpias, que el centro estuviera mejor, incluso podría decir que podríamos haber hecho muchas más cosas y mejores, pero no creo que eso sea un error, sino la sensación de haber querido hacerlas, pero las circunstancias son las que lo impiden. Lo que hay son cosas que quedan por hacer. A lo mejor que hubo decisiones que se podían haber tomado con más rapidez, pero eso puede ser o no un error. Más que errores concretos hablaría de sensación de querer hacer más cosas. De hecho, y de eso sí hemos aprendido de gobiernos anteriores, hemos sido muy cautos a la hora de presentar proyectos o anunciar iniciativas, ya que hemos aguardado hasta tenerlo todo confirmado.
No ocurrió así con el proyecto de Plaza Esteve...
—Ese proyecto sigue su curso, tal vez el error fue comunicarlo antes de tenerlo todo cerrado o dar una ilusión por un proyecto que tenía un proceso de consumación más largo del previsto.
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