En ocasiones las barreras se les sitúan a las personas con discapacidad donde menos se esperaría. Zaida Sánchez García sufre una discapacidad elevada a causa de su limitada visión que le impide realizar labores cotidianas como conducir. A pesar de ello, se esfuerza cada día en educar a su hijo Cristian, de 9 años y con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), y con la única ayuda de sus padres y abuelos del menor.
Sin embargo, desde la Delegación Territorial de Educación de la Junta de Andalucía se empeñan en complicar la existencia de esta joven madre, quien desde su mudanza a Algeciras desde la barriada barreña de Los Cortijillos está viviendo todo un calvario para poder llevar a su hijo al colegio. Dada la situación especial del niño, que además sufre de un problema conductual, desde la delegación autonómica consideraron que debía estar atendido por un monitor específico, algo de lo que, detalla la madre, no contaban los centros elegidos por su progenitora, Adalides y Blanca de los Ríos, ambos en la barriada de San Bernabé, donde ellos viven.
Así que el niño fue escolarizado en el colegio Alfonso XI, en la barriada de La Piñera, lo que ha supuesto grandes dificultades para que su madre pueda llevarle sin contar con vehículo propio.
Hasta ahora, han podido arreglárselas porque la abuela del niño les ha llevado en coche, pero una lesión en un brazo le genera dificultades también para conducir.
Pero lo más grave, según señala Zaida, es que según asegura el niño no estaría recibiendo atención específica por parte de un monitor, lo que fue esgrimido como motivo para su ubicación en ese centro. Por ello, Zaida considera que no hay razón para que su hijo no estudie en un colegio más cercano.
Conflictos habituales
Sin embargo, y pese a que una docente titulada de las USMU llegó a afirmar que no requiere de dicho monitor, es frecuente para Zaida recibir llamadas desde el centro advirtiendo de una conducta en su hijo difícil de controlar, lo que le ha obligado también a trasladarse con frecuencia al centro para tranquilizarlo.
En todo este contexto, Zaida ha remitido escritos a la propia directiva del centro y a la Delegación Territorial de Educación. En una respuesta reciente del ente autonómico a la que tuvo acceso este medio, se le informaba de que denegaban su petición de traslado al no concurrir las circunstancias legales pertinentes.
Zaida llegó al extremo, el curso pasado, de no llevar a su hijo durante los tres primeros meses a clase, lo que le llevó a tener amenazas de denuncia por absentismo escolar. Lamenta que a otras personas, incluso ya denunciadas, les atendiesen sus demandas después de hacerlo y que ella siga sufriendo esta situación.
También ha acudido a la Delegación Municipal de Educación, que pese a atender su caso, le reconoció que no tiene competencias en el asunto.
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