Dos forenses han declarado hoy que los dos recién nacidos localizados muertos en dos congeladores de una casa de Pilas (Sevilla) nacieron "sin duda alguna" vivos tras una gestación de nueve meses y sufrieron una muerte violenta, el primero ahogado y el segundo "muy probablemente" por el mismo motivo.
Otros cinco técnicos del Instituto de Toxicología y doctores en Biología han ratificado las conclusiones de los dos forenses del Instituto de Medicina Legal de Sevilla y han afirmado que los bebés nacieron vivos y que respiraron fuera del útero materno.
Los dos forenses hicieron las autopsias de los bebés, que fueron localizados por el padre en noviembre de 2012 con 18 días de diferencia, y además encargaron pruebas microscópicas y toxicológicas.
Otras dos doctoras en Farmacia y Química han precisado que no hubo origen tóxico en la muerte de los dos recién nacidos, que fueron localizados por el padre de los niños mientras hacía una limpieza.
Según declararon los forenses en el juicio que se sigue contra Sara H.L., la madre de los bebés, para la que el fiscal pide 40 años de cárcel, en el primer cadáver encontraron agua en el estómago, lo que no hallaron en el segundo.
Los forenses han precisado que ésa es la única diferencia entre ambos bebés, los dos varones, y han agregado que el resto de datos les permiten concluir que los dos casos eran "un calco".
El agua localizada en el tubo digestivo y en el estómago del primer bebé y los pulmones permiten afirmar que murió "claramente" por asfixia mecánica y que sufrió una muerte violenta homicida por ahogamiento, según los forenses.
Los bebés fueron congelados a -20 grados poco después de nacer y nunca se produjo descongelación de los cadáveres, lo que, según los forenses, les permitió hacer todos tipo de estudios "sin distorsión" alguna porque los cuerpos estaban en "perfecto estado" para ello.
Un técnico del Instituto Nacional de Toxicología ha señalado que los pulmones del primer bebé se expandieron porque estaba vivo, lo que sólo se observaba a través del microscopio.
Según las conclusiones provisionales de la Fiscalía, el primer bebé habría nacido entre 2002 y 2008 y el segundo en 2010.
Además de los peritos, hoy han declarado familiares de la acusada y de su exmarido, testimonios contradictorios respecto a la relación del matrimonio y del supuesto alcoholismo del hombre, que también han evidenciado las malas relaciones entre ambas familias.
Dos de las hermanas de la acusada han asegurado que a su hermana no se le notaban los embarazos, incluso cuando estaba en bañador, lo que han confirmado dos compañeras de trabajo con las que compartía vestuario.
Las dos hermanas, que han declarado como testigos, han afirmado que incluso no conocían que hubiera tenido dos abortos voluntarios, como reconoció la acusada, y otro hermano ha señalado que tampoco se percató de los embarazos hasta poco antes de dar a luz.
La acusada tuvo un total de siete embarazos, el primero de ellos un aborto voluntario, del segundo nació su hija mayor, que tiene 16 años, luego tuvo otro aborto, después tuvo otro hijo que ahora tiene 13 años, hubo dos embarazos más, que son los bebés que congeló, y finalmente dio a luz a una niña que tiene dos años.
La tercera hija viva nació pocos días después de que fuera detenida y el embarazo pasó inadvertido para los agentes policiales y judiciales que tomaron declaración a la mujer, y solo se percataron de su estad los médicos de la prisión.
Un hermano del padre de los bebés congelados y un tío que vivía en la parte de abajo de la casa donde en 2012 se localizaron los bebés han negado el alcoholismo del exmarido, que se separó de la acusada tras los hallazgos de los recién nacidos, y han reconocido que la acusada era una buena madre.
La hija de 16 años ha declarado hoy a puerta cerrada, tras lo cual se ha dirigido llorando a una de las hermanas de la acusada para ser consolada.
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