La Audiencia de Málaga ha confirmado la pena de una multa de 180 impuesta a una mujer cuyo perro, que iba suelto y sin bozal, se abalanzó sobre otro, causándole diversas heridas. Además, la mujer deberá indemnizar a la dueña del otro can con la cantidad de 30 euros en concepto de responsabilidad civil.
Según se declaró probado en su momento por el juzgado, y consta en la sentencia de la Audiencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la denunciante estaba paseando con su perro --un Golden Retriever-- sujeto por una correa en el momento en el que salió de un portal la otra mujer con el suyo --mezcla de raza Pastor Alemán con Bóxer--, el cual no estaba agarrado ni tenía bozal.
En ese momento, el perro de la segunda se abalanzó contra el de la primera, "causándole diversas mordeduras, que precisó para su curación limpieza y desinfección de heridas, así como tratamiento antibiótico".
Contra la sentencia en la que se le condenó por una falta al pago de un mes de multa a razón de seis euros diarios --180 euros en total-- y una indemnización de 30 euros a la dueña del perro afectado, la defensa de la condenada interpuso un recurso de apelación fundado en ausencia de dolo.
Sin embargo, la Sala ha explicado en la sentencia que, pese a que el can pudiera ser "de carácter apacible y respetuoso", su dueña debe saber que los perros "en ocasiones, y más concretamente cuando entran en relación con otros, obedecen a instintos que escapan a la comprensión humana y les llevan a una situación falta de control de la que deriva una agresividad que potencialmente les coloca a su vez en situación de causar daño".
Por tanto, y "dada la libertad de movimientos ajenos a su cuidadora y la falta de bozal con la que transitaba el perro", esto provocó la mencionada situación, por la que la dueña no pudo reaccionar de forma "rápida y efectiva" para evitar el daño que el perro hizo al otro can.
Además, el juez señala que la mujer omitió "las obligaciones que como dueña y encargada de la custodia del perro le eran exigibles en orden a la prevención de todo riesgo o peligro" que pudiese ocurrir al llevar a su can sin la correspondiente correa y bozal.
Por todo ello, la Sala ha desestimado el recurso de apelación interpuesto y ha confirmado la primera sentencia, señalando que no encuentra en conciencia "motivos para tachar de errónea la convicción moral a que llegó el juzgador".
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