Para María del Carmen Ponce, la legítima propietaria de un perro de agua llamado Yaki, el golpe ha sido doble. Por un lado, ayer se enteró, afirma que por el Seprona de la Guardia Civil, de que su perro había sido sacrificado, y por otro de que durante todos estos días le habían estado mintiendo.
Como relatábamos ayer, Yaki se escapó, según la versión de su dueña, el domingo día 13.
Recibió una llamada de la perrera de Control Zoosanitario, que cuenta con voluntarios de SOS Los Barrios, notificándole que tenían al perro y pidiéndole 50 euros para recuperarlo. Ella no los tenía en ese momento y, por la tarde, cuando volvió a interesarse, le dijeron que lo habían dado en adopción.
Ayer conocía por el Seprona que los empleados de Zoosanitario lo habían sacrificado porque estaba en muy malas condiciones. “Me han engañado diciendo que Yaki estaba vivo. Y la mala conciencia de esas personas no la puedo perdonar”, manifestaba en las redes sociales, donde ha recibido desde el miércoles numerosos apoyos.
La otra versión
Cuando el pasado miércoles hablábamos con Lorena -no nos dijo su apellido-, la responsable del centro, nos decía que Yaki llegó tras notificarles Protección Civil y Policía Local que el perro llevaba tres días vagando por la playa del Rinconcillo, lleno de parásitos, con un ojo malo y mal cuidado. Pero nunca dijo que le habían sacrificado, sino que se lo habían dado a una familia de Mijas tras renunciar verbalmente Manme a su cuidado, algo que ella niega.
Ayer, la directora no respondía al teléfono y desde la empresa indicaban que tenían prohibido hablar con la prensa.
Este medio trató ayer también de confirmar las averiguaciones del Seprona, si bien resultó imposible contactar con fuentes oficiales.
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