El primer triunfo del miniabono de la Feria Taurina de Algeciras fue para Sebastián Castella, que abrió la puerta de la feria, cortando una oreja de cada toro. Destacó también la negativa de Padilla a banderillar a su primero, algo raro en su trayectoria, y la oreja arrancada por su valor y dominio en su segundo.Floja entrada en los tendidos, y es que entre la crisis y la afición que no responde por distintos motivos el futuro no es muy claro. Y eso que la empresa ha rematado los carteles en su último año de arrendamiento. Mantiene sus dudas sobre si volverán a prorrogar el contrato, si las condiciones son distintas a las actuales.
No empezó bien el festejo, ya que el primer toro del lote que envió Ricardo Gallardo fue un animal complicado. Trató de fijarlo Padilla, colándose el animal en el primer saludo capotero. Ya de principio, a Juan José Padilla no le gustó. Tal es así que, cosa rara, no banderilleó. Hizo trabajar a sus peones; y con la muleta volvió el animal a meterse por dentro. En los primeros muletazos no se confió ni lo vio claro el jerezano, y como dicen los cabales no se quiso dar coba. El toro parecía que iba a por él. Se llamaba Pasajero, y así fue la faena, de un pasaje rápido.
Le guardaron silencio tras un pinchazo y estocada sin puntilla. Al margen de la lidia, se cumplía el vigésimo aniversario de su alternativa y ni siquiera el público, que ha cubierto menos de media plaza. -¿Qué pasa en Algeciras que no va la gente a los toros?-. Ni siquiera le dedicó un aplauso, una ovación de saludo, ni una placa por parte de quien debía de hacerlo, no el empresario.
La gente, algo mosqueada, se esperó a Castella, que recogió con el capote a Solterón, un toro bonito que humillaba aunque en el primer tercio buscó la querencia. Con cuatro muletazos por altos a pies juntos comenzó una faena fundamentada sobre la mano derecha. Las series sobre este lado resultaron largas y templadas. El toro, con nobleza, obedecía y tenía calidad. Hizo buenas migas con la muleta. Resultó interesante su labor y con unos doblones postreros muy artísticos mató de una estocada algo tendida. Fue aplaudido el toro en el arrastre.
En el tercero se presentaba el torero vasco Iván Fandiño. Era un toro bello de hechuras y salió cayendo suelto lo mismo que sus hermanos. Salvo unos lances ceñidos tras un puyazo irregularmente banderilleado. Brindó a Ruiz Miguel. La apertura de faena fue con dos pases cambiados, pero el animal se vino abajo. No terminó de obedecerle la muleta. Fandiño puso voluntad, porfió sin transmisión a los tendidos. Mató de media y fue silenciado.
Tras el descanso
Después de la habitual merendola, Padilla se arrodilló y recibió a su segundo, de nombre Impávido, con dos largas cambiadas, combinando con verónicas y chicuelinas. Ahí empezó la parte triunfal del torero jerezano.
Quería quitarse el disgusto del toro anterior y se entrego en el tercio de banderillas desplegando todas sus argucias. Colocando un par al violín, saliendo desde el estribo. Tras brindar al público, y de nuevo rodilla en tierra, citó al animal ejecutando tres muletazos, rozándole los pitones el pecho. Se pegaron los primeros muletazos. Ese Impávido, al que Padilla no se amilanó, con las miradas que constantemente le lanzaba. Tragó lo suyo en una faena de exposición ante un toro con sus problemas, pero que al final se entregó con un desplante a cuerpo limpio, y de ahí una estocada que le valió la oreja. Al menos se lleva el recuerdo de su aniversario.
El segundo de Castella, un jabonero que tenía buen son, se lastimó la médula al primer capotazo, y ya fue dando tumbos hasta las tablas del once, siendo apuntillado. Salió un sobrero, un toro serio de pitones y de nuevo el torero francés se lució con el capote y en un quite por chicuelinas rematadas con revoleras. Un bien tercio de banderillas a cargo de Javier Ambel. El prólogo de la faena fue tres cambios de viaje por la espalda, aguantando estoico la galopada del de Fuente Ymbro.
Luego hubo una faena sobre ambos pitones con ritmo y variada y redondos completos girando el toro sobre la figura del diestro. Hubo tandas de evidente calidad. Sin duda, se ha llevado el mejor lote, cortándole la oreja y abriendo la puerta de la feria.
De nuevo Fandiño se lució con el capote, y el picador arreó en el primer puyazo, empujando el astado hasta el tercio. A la salida del segundo par, buscó las tablas, aunque Fandiño le enjaretó dos tandas por la derecha tomando con prontitud el engaño. Sufriendo algunos enganchones. El toro se rajó al final y Fandiño, que venía dispuesto a ratificar su excelente momento tras sus éxitos en Madrid, solo recibió el silencio por su labor.
La corrida de Fuente Ymbro ha tenido de todo. Con un toro de vuelta al ruedo, que fue el sobrero de Castella, y aplaudido su primero. Vamos a ver si esta tarde, que la Virgen del Pilar nos ampare. n
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