Andalucía

La pobreza crónica de Sevilla

Cáritas atendió en 2013 a 75.214 personas, un 23,62% más que en 2010, y realizó 111.604 intervenciones

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Pobreza crónica y desigualdad en aumento. Ésa es la terrible lectura que realiza Cáritas Diocesana de Sevilla de la realidad social de la ciudad, con un tercio de los más de 75.000 atendidos que llevan tres años siendo objeto de ayuda, una situación que les ha llevado a dar un “grito de denuncia” porque “la sociedad civil no puede asumir la labor de los poderes públicos”.

El director de Cáritas, Mariano Pérez Ayala, junto con Auxiliadora González y Francisco Ortiz, volvía ayer a poner el grito de atención sobre la realidad social de Sevilla aportando datos de la pobreza crónica y de la desigualdad creciente con la que trabajan.

Cáritas, que cuenta con 79 trabajadores y 2.540 voluntarios, atendió en 2013 a 75.214 personas de 21.059 familias, frente a las 63.457 personas de 26.728 familias atendidas en 2012, lo que supone que entre 2010 y 2013 se ha incrementado un 23,62% los atendidos.

En el caso de las intervenciones sociales, Cáritas realizó 111.604 intervenciones, elevándose un 56,69% en los últimos tres años. En total se destinaron a estas actuaciones 3.045.340 euros, de los que algo menos de la mitad se destinaron a ayuda en materia alimentaria.

Los responsables de Cáritas Diocesana de Sevilla han lanzado un rotundo “grito de denuncia ante la gravedad de los datos”, pues en un contexto en el que “casi un tercio” de las personas atendidas lleva ya unos tres años siendo objeto de ayuda, parece clara la “cronificación de la pobreza”.

“La crisis la pagan los de siempre, más unos segmentos de la población que antes se situaban en las clases medias”, han señalado en cuanto a la “creciente desigualdad” social que la crisis está ocasionando.

Para Cáritas, en un escenario de crecientes necesidades sociales, las administraciones han reducido su “gasto social”, así como su inversión en recursos educativos y sanitarios, extremo que han considerado contradictorio al tratarse de aspectos de mayor demanda en un momento en el que se desploman las economías familiares.

Incluso han advertido de una “dinámica” según la cual los servicios sociales comunitarios de las administraciones “derivan” hacia Cáritas a muchas personas que acuden a estos dispositivos de atención social.

“La sociedad civil no puede asumir la labor de los poderes públicos”, han enfatizado en cuanto al ejercicio de “políticas que corresponde poner en marcha a las administraciones” y en las que Cáritas debe ser un apoyo y no una parte principal.

En cuanto al perfil de las personas que acuden a Cáritas, han hablado, sobre todo, de “parados de larga duración”, con todas las prestaciones ya agotadas, y del papel de las “pensiones de los abuelos” como único sustento de familias enteras, mencionando por cierto cómo la “precariedad” laboral obliga a acudir a Cáritas a personas que cuentan con alguna retribución económica relacionada con el trabajo.

Todo ello, han dicho como mensaje de “esperanza”, en un momento en el que las subvenciones de las administraciones a Cáritas constituyen sólo el 25 por ciento de la financiación, pero el restante 75 por ciento corresponde a las aportaciones de las comunidades cristianas o donaciones y legados, pues por ejemplo los ingresos de Cáritas Diocesana de Sevilla pasaron de los poco más de seis millones de euros de 2012 a 8,2 millones de euros en 2013 gracias a dos “donaciones extraordinarias muy importantes”. La sociedad, según aseguran, afianza su solidaridad en momentos como los que vivimos.

Tres millones, la mitad para comida

Cáritas destinó en 2013 algo más de tres millones a atención primaria, un 34,73% más que en 2012, de los que 1,44 millones fueron para alimentos, 624.034 euros para pago de recibos, 425.840 para alquiler o hipoteca, y 161.170 para productos sanitarios.

La financiación, el 75% aportaciones

Las subvenciones sólo suponen el 25% de la financiación, mientras que el 75% procede de aportaciones de comunidades cristianas o donaciones y legados. De los seis millones de 2012, han pasado a 8,2 en 2013 por “donaciones extraordinarias”.

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