En la vorágine de la crisis, el sector automoción ha sido uno de los que más ha sufrido y, dentro de él, el negocio de los talleres. Con un parque automovilístico de un millón de vehículos (la cuarta parte de toda Andalucía), la provincia de Sevilla debería contar con 1.200 talleres para su carga de trabajo actual y futura teniendo en cuenta tres factores que ya están influyendo en este sector.
El primero de estos factores es el progresivo envejecimiento de los vehículos, ya que el 41% del parque tiene más de diez años, mientras que solo el 18% tiene menos de cinco años, precisamente los que más negocio y rentabilidad aportan al taller.
Esto provoca, directamente, el descenso de la facturación dentro del mercado de la posventa, que en Sevilla supone 450 millones de euros anuales, el 4% de toda España y el 29% de Andalucía. Por tanto, la situación actual del parque representa un desafío para uno de los sectores económicos más importantes de la provincia.
Aunque esta merma de la actividad también se ha visto determinada por otro factor: la caída del rodaje medio de los coches, lo que supondrá menor desgaste y limitará las reparaciones a las meramente imprescindibles. Para entendernos, las averías mecánicas y, claro está, siempre que no superen el valor venal del coche.
Además, para comprobar la dimensión de este problema, basta con extrapolar los datos al conjunto del país. Actualmente la estimación del mercado es que los talleres en España están en torno a los 45.000, un número ciertamente elevado para unas reparaciones que han caído un 23% desde el inicio de la crisis. Las causas las encontramos en el retroceso de las matriculaciones –no olvidemos que han dejado de entrar más de tres millones de coches nuevos- y del envejecimiento del parque, que se sitúa ya en una edad media de 11,3 años.
Sabemos que a día de hoy existe un taller por cada 511 vehículos, cuando la media europea sitúa la relación en 1/817. Si nos vamos a países como el Reino Unido, donde tocan a 1.040 coches por cada centro de reparación, nos damos cuenta de que realmente urge un redimensionamiento certero del sector.
Según las estimaciones de la consultora Audatex, con estas cifras, el mercado sólo tiene carga de trabajo para 28.000 centros, poco más del 60% del total, por lo que hay que actuar. Hace falta un plan de acción que tenga como objetivo no sólo erradicar los talleres ilegales –que se llevan una de cada cuatro reparaciones como viene denunciando la patronal Ganvam- sino también una reconversión de los legales.
Lo cierto es que el escenario se presenta complejo hasta 2017, fecha en la que las reparaciones crecerán cerca del 1% y las matriculaciones alcanzarán ya la barrera perdida del millón de unidades, situándonos ya mucho más cerca de las 1,2 millones que sería “el volumen normal” por nuestro nivel de motorización y renta per cápita.
Mientras llegan los vientos favorables no podemos quedarnos de brazos cruzados. Hay que buscar soluciones y los objetivos están claros: innovación y modernización de los talleres para ganar en eficiencia, logrando que su actividad dé el salto definitivo a la era digital.
Con ese cambio de mentalidad, los talleres podrían ser más competitivos bajando el tiempo medio de reparación y rebajando en un 15% los costes del área de posventa que supondría un ahorro de 750 millones de euros anuales para el conjunto del sector.
Pero hay más. Según las estimaciones de la compañía de renting Arval, el vehículo de empresa puede tener parte de la solución a este problema. De hecho, sólo las flotas de renting pueden generar a la posventa una facturación potencial de 445 millones de euros anuales, asegurando un volumen de clientes fijos sin apenas morosidad, algo que no se puede garantizar al 100% en el caso de los particulares, muy azotados por la crisis.
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