Mojarse y cumplir el reto o pagar una mariscada. Así de sencillo. El ‘Legado de Tibu’, nuevo fenómeno viral que arrasa en las redes sociales ya ha llegado a las plazas, fuentes y estanques hispalenses, así como a las duchas y bañeras particulares de los nominados y, como no, al río Guadalquivir.
Desde Estados Unidos, esta nueva moda cruzó el charco y ahora se extiende por toda España y resto del mundo. Los vídeos de el ‘Legado de Tibu’ inundan los muros de miles de usuarios de Facebook en nuestro país y en Youtube alcanzan, a fecha de hoy, los 30.700 resultados. Y sube como la espuma.
Pero, ¿qué es el ‘Legado de Tibu’ y que tiene para haber seducido a jóvenes y mayores, anónimos e incluso a personajes famosos? Muy sencillo: se trata de un reto. Una persona, previamente nominada, graba un vídeo en el que nombra a un mínimo de otras tres personas en las que delega el juego o cadena y después se pega un chapuzón o baño en agua fría. Hay normas: el nominado tiene que ir completamente vestido (no vale ir en bañador) y el chapuzón tiene que ser en agua fría (no sirven las piscinas).
Una vez que el nominado graba su vídeo, se sube a las redes sociales y se comunica a las próximas víctimas su nominación. Así, si estas personas no siguen la cadena en 48 horas, pierden el reto y deberán pagar una mariscada a la persona que les nombró.
Las ocurrencias de los participantes son infinitas. Hay quien realiza el reto con ropa normal o disfrazados. Estanques, fuentes de plazas y rotondas, ríos, manguerazos, duchas y bañeras son los escenarios elegidos.
En Sevilla, la mítica fuente de la plaza Virgen de los Reyes a los pies de la Giralda, la fuente de la avenida de La Palmera frente al estadio del Betis o el Guadalquivir son los enclaves preferidos por los primeros elegidos para realizar la prueba, que vía internet, ha cruzado fronteras para convertirse en una nueva moda que compite con los ya conocidos ‘selfies’.
¿Cómo empezó todo?
Lo que ahora se conoce como el ‘Legado de Tibu’ comenzó como una iniciativa solidaria en Estados Unidos. Allí, la familia de un bebé enfermo de cáncer en Misuri se inventó este juego con el objetivo de recaudar dinero para poder costear el tratamiento.
Convertido ya en una actividad lúdica, el juego llegó a oidos de Damián Pereira, un joven de 24 años natural de Camariñas (A Coruña) que trabaja como ingeniero en Suiza. Pereira, conocido por sus amigos como ‘el Tibu’ al jugar al fútbol vistiendo camisetas de Puyol (el tiburón de la selección), importó el reto hasta su pueblo natal, nominando en primer lugar a su primo y estableciendo la amenaza de la mariscada.
La broma se les escapó de las manos y, desde Galicia, saltó al Facebook de usuarios de toda España y la cadena ha llegado ya a otros paísdes de Europa e incluso de Sudamérica. El legado, promete.
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