Soy bético, mi tío-padrino me llevaba a Heliópolis desde pequeño y después fui socio. Es algo emocional. Pero ahora han llegado nuevos tiempos, los tiempos del mercado a toda costa, la competencia exagerada, el emprendimiento y demás palabras que han hecho fortuna. Por eso a la emoción hay que añadir la razón y por eso estoy bastante satisfecho por la final que el Sevilla FC va a jugar en la Europa League, antes Copa de la UEFA. Y ojalá la gane.
El potencial turístico de Sevilla es enorme, ahora hacen falta más empresarios tan o más competentes que los que ya tenemos para que Sevilla no sea solamente la ciudad de la Semana Santa y la Feria (eso está muy bien) sino la Sevilla turística de todo el año, de hecho ya visita más gente la ciudad en septiembre que en primavera. Hay que mirarse en el espejo de París y de Nueva York y dejarse de provincianismos y apasionamientos útiles a nivel individual y de masa pero que no sirven para consumar inversiones de futuro.
El fútbol es una palanca de incalculable valor para promocionar una ciudad. Madrid puede sentirse orgullosa: una final de Champions monopolizada por ella. Es una desgracia sentimental, sí, pero también económica el descenso del Betis. Una vez que los clubes ya son sociedades anónimas deportivas el “manque pierda” pasa a la historia.
Y si se quiere conservar no debería importarnos a los béticos si el equipo juega en el Estadio Giuseppe Meazza o en un campo de tierra porque estaríamos en otra esfera, fuera del mercado, fuera de una realidad para pasar a otra ideal y de otro mundo, acaso más racional todavía que la que tenemos, otra vida que consistiría en ir al fútbol y tomarlo como un juego, en efecto, como un entretenimiento que nos evade de nuestras verdaderas inquietudes que serían ir de nuestro corazón a nuestros asuntos y tener una vida interior plena en la que un club de fútbol fuera un mero complemento secundario, una anécdota.
Pero como la realidad es muy otra, por encima del Sevilla FC y del Real Betis está Sevilla, la ciudad a la que debemos hacer grande con vistas al futuro. ¿Una torre Pelli? No, diez torres Pellis, o sea, el inicio de una zona financiera y empresarial.¿Ciento cincuenta kilómetros de carril bici? No, doscientos, trescientos… ¿Una línea de metro y cinco de trenes de cercanías? Por favor, ¡qué miseria es ésa! ¡Una tela de araña de transportes para la gran Sevilla y para atraer a la gran Sevilla a más poblaciones de la provincia! ¿Un aeropuerto de vuelos baratos? Vale, pero ampliado a otros, para que esté a la altura de la ciudad de servicios y financiera.
El río debe ser dragado, los arrozales, salvados y, por supuesto, Doñana. ¿Incompatibles? Qué va, si se quiere, se puede. El puerto, la aeronáutica (A400M, etc.), el turismo todo el año, sin cesar, las universidades a tope, los circuitos culturales funcionando a fondo (estamos en la ciudad de Bécquer, de los Machado, de Cernuda, de Aleixandre, del mudéjar, de Losada Villasante, de Vitorio y Lucchino, de Abengoa, de Fernando Franco, Paco León…).
No comulgo con la línea de cierta izquierda porque se puede ser de izquierdas pero no ingenuos y salirse de lo real. O haces el socialismo o te apuntas a darle ventajas al que ha ganado la guerra, por ahora: el mercado. Protege e impulsa a tope la protección de las necesidades básicas de los humanos: sanidad, educación, techo, ocio. Pero no pongas puertas al campo. O estás o no estás, nada de paños calientes, pretendidamente “progres”.
En monitores de televisión internacional del aeropuerto de Chihuahua (norte de México) he visto noticias del Sevilla FC cuando la ristra de títulos. En Colombia me han pedido limosna mostrándome como prueba de españolidad camisetas del Barça y del Madrid. Así de real y de cruel es esto, de manera que ahora me dejo de sentimentalismos de todo tipo y celebro las clasificaciones europeas del Sevilla para que Sevilla sea, al fin, más europea y más universal.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es