El sexo de los libros

Eça de Queiroz: \'Diccionario de milagros\'

La Historia es una verdad humana imposible desde sus principios constituyentes. En el fondo y desde la vergüenza, como sucedía en la oscura Antigüedad Clásica, se trata de un género literario, o semiliterario si quieren.

  • Eça de Queiroz

Los santos ayudan a los poderosos mediante los milagros. Así ocurrió cuando San Hilario de Poitiers (315-367), gran fustigador del arrianismo, obispo, doctor y padre de la Iglesia, acudió desde el más allá para favorecer a Clodoveo I (en francés, Clovis), rey ya de todos los francos entre el 481 y el 511, en la guerra contra Alarico II, monarca de los visigodos.

Así lo cuenta Eça de Queiroz en su Diccionario de milagros (1900, póstumo): “Ciento cuarenta y seis años después de su muerte, quiso Hilario demostrar su odio contra los arrianos, porque cuando Clovis marchó contra Alarico, el arriano rey de los godos, observó que una luz intensa salía de la iglesia de San Hilario de Poitiers y se acercaba hacia él. Era el pontífice Hilario, que llegaba para prestarle auxilio. Había pasado la vida peleando contra los arrianos y ahora se levantaba de la sepultura para dar a los herejes un golpe mortal. Clovis oía una voz que surgía de entre aquella brillante luz: ‹‹Adelante, Clovis, no te detengas. Hoy vengo en tu socorro como jefe de las huestes del Señor, y el Dios de los ejércitos entregará al enemigo en tus manos››. Entonces Clovis, profundamente convencido de que saldría victorioso, avanzó contra los godos y antes de la tercera hora del día el enemigo estaba derrotado, contra lo que todos esperaban y hasta contra toda probabilidad humana”.

Al designar Queiroz a Hilario de Poitiers como “pontífice” atribuye a éste una condición papal que no tuvo, pero que sí la tuvo otro San Hilario posterior, cuadragésimo sexto Papa de la Iglesia Católica entre el 461 y el 468. Se equivoca también en el cómputo temporal, puesto que la intervención de San Hilario tuvo lugar en 507, durante la batalla de Vouillé; es decir, ciento cuarenta años justos después del fallecimiento del santo (367). Además, el  Hilario que ocupó la silla de Pedro no era francés, era sardo.

¿Disminuyen estos errores la valía de Queiroz? Nada en absoluto. El portugués sigue siendo un autor extraordinario en todos los sentidos. 

La Historia es una verdad humana imposible desde sus principios constituyentes. En el fondo y desde la vergüenza, como sucedía en la oscura Antigüedad Clásica, se trata de un género literario, o semiliterario si quieren. Podría defenderse esta proposición, pero harían falta numerosas matizaciones, lo mismo que ocurriría en el caso de defender la postura contraria que cataloga directamente y sin vacilaciones a la Historia como ciencia.

Ninguna pregunta sobre la verdad tiene respuesta.

Aunque la verdad exista. Que existe. 

Como el silencio de Jesucristo ante la pertinente formulación del Procurador de Judea.

Y era nada menos que el Hijo de Dios.   

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